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Desde el pasado 8 de agosto, la humanidad entró en déficit ecológico, porque se necesitan 1,6 planetas para satisfacer su demanda de recursos. Según WWF, esta fecha marca el punto de inflexión entre lo que consumimos y lo que es capaz de regenerar el Planeta cada año.
También recientemente, La Organización Meteorológica Mundial (OMM) indicó que la concentración de CO2 en el planeta rompió su máximo histórico a nivel global. La Organización Mundial de la Salud confirmó que el 92% de la población mundial vive en lugares donde el aire es contaminado.
En Colombia, recientemente, el Instituto Amazónico de Investigaciones científicas SinChi y Parques Nacionales Naturales revelaron que entre el 2012 y 2014 la Amazonía perdió el tamaño de Bogotá al transformar su ecosistema natural por cultivos o terrenos para uso económico. El Ideam asegura que el 75% de los colombianos se sienten poco o nada conocedores de los problemas ambientales.
Estas noticias, cifras, datos y hechos producen sensación de asombro y preocupación cuando se leen, pero esto es momentáneo. La realidad continúa y se mantiene la burbuja individual en donde cada persona vive, envuelto en su rutina, en sus preocupaciones, y dejando a un lado estos aspectos que son de supervivencia.
Es imperativo romper esta burbuja, generar conciencia, y llevar a la acción. Esta semana, se presentó; el documental “Antes que sea tarde” de Leonardo DICaprio, mensajero de paz de la Naciones Unidas, para el cambio climático, que invita a ampliar nuestra visión en este tema.
Hace 10 años Al Gore, con “Una verdad incómoda”, explicó al mundo la problemática del cambio climático, y ahora se presenta una nueva iniciativa, a través del lenguaje audiovisual sobre la actual y cruda realidad, buscando dar respuesta a tres preguntas: ¿Qué tan lejos hemos llegado?, ¿cuánto daño hemos hecho? y si hay algo que podamos hacer para detenerlo.
¿Un documental puede iniciar una transformación? La respuesta es sí, y solo depende de la decisión de actuar de quien esté al frente de la pantalla. Pasar de espectador pasivo a movilizador activo es voluntad y responsabilidad. Este es el verdadero propósito de la comunicación. La comunicación es para transformar. Esto inicia dando a conocer la realidad, encontrarle un sentido y lograr una comprensión para pasar a la acción, rompiendo primero la burbuja de los intereses particulares y entrar en la dinámica del bien común.
Las primeras 5 letras de la palabra comunicación son común; esta es la esencia y el objetivo de su gestión, posibilitar la construcción de comunidades que vivan en armonía; no solo entre personas sino también con su contexto.
Este reto inaplazable requiere reaprender formas de vida, porque esta realidad no es producto de la imaginación, y necesita una movilización desde todos los ámbitos de la sociedad y desde la cotidianidad.
Estamos inmersos en ambiente de construcción de paz en nuestro país, y esto también es paz. Como dice Maya Lin: “Creo que la paz solo llegará cuando aprendamos a vivir en este planeta de modo que permitamos a otras criaturas existir junto con nosotros”.
Tenemos el reto de romper la burbuja de la indiferencia y la negación antes de que sea muy tarde.
Resulta preocupante que el crecimiento se fundamente principalmente en el consumo del sector público y el consumo de los hogares, puesto que esto no es sostenible
El ciudadano común nunca las relaciona con el salario mínimo, pero vive sus consecuencias. Por ejemplo, puede complicar lograr la pensión para algunos Colombianos