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Analistas 11/03/2025

Oferta de gas esencial

Sandra Fonseca
Directora Ejecutiva de Asoenergía
La República Más

Para nadie es un secreto que actualmente estamos afrontando una situación de incertidumbre en el abastecimiento, confiabilidad, seguridad, disponibilidad e incrementos de precio de gas natural en Colombia.

Aunque a veces nos falla la memoria, desde hace varios años se había advertido que a pesar del estancamiento del crecimiento de la demanda en general no dispondríamos de suficiente gas natural para cubrir toda la demanda doméstica del país. Sí, es cierto, el país ha estado importando gas desde 2016 a través de la regasificadora de Cartagena denominada Spec, parcialmente remunerada por el sector eléctrico, y al principio solo se utilizó como respaldo a la generación térmica de la costa en momentos de escasez hidrológica ya que dependemos de la generación térmica. Sin embargo, a partir del año pasado el gas natural importado ha sido indispensable para Colombia, por situaciones de aportes hidrológicos bajos y de exigencia en la generación térmica cuando tenemos embalses bajos.

Estructuralmente esta condición se profundiza porque no tenemos abastecimiento pleno de gas natural sin la regasificadora, que tuvo que ampliar su capacidad, que se utiliza para cubrir todo tipo de demanda tanto en la costa como en el interior dependiendo de la nominación diaria que se tenga en el sistema.

En 2025 no estamos seguros de poder atender plenamente toda la demanda de gas del país, esto dependerá del incremento en las capacidades de la importación y de que realmente, las ofertas de los productores de gas doméstico se recuperen y se restablezcan ya que han estado deteriorándose paulatinamente. Es también claro y evidente que, para los siguientes años, 2026, 2027, 2028 y en adelante, no tenemos asegurado el abastecimiento del mercado, ni siquiera con las proyecciones de ampliaciones de importación, ya que para poder cubrir la demanda del país se requieren nuevas plantas de regasificación que hasta ahora solo se están estudiando y empezando a estructurar, y no tenemos certeza y ninguna claridad de que vayan a estar disponibles a tiempo.

En este contexto, la regulación, aplicada por el Ministerio de Minas y Energía y la Comisión de Regulación de Energía y Gas, Creg, ha venido estableciendo algunas medidas que profundizan la gravedad de la situación. Más allá de las causas de esta condición, con la terminación de contratos sin posibilidad de renovación, y la falta de claridad en la producción fiscalizada, las soluciones se han concentrado en eufemismos. Primero en definir regulatoriamente que la firmeza se “logra” cuando la oferta interrumpible se vuelve firme el día de utilización, y en apostarle a desarrollar contratos para periodos cortos de uno a tres meses; ambas medidas causan incremento de precios. Segundo y más increíble, es que la administración de la escasez se pretende solucionar diciendo que parte del mercado, la demanda mal llamada “no esencial” puede ser no atendida. Estos usuarios que representan cerca de 31% de la demanda de gas, son usuarios en la industrial y el comercio, sin contar aún la volátil demanda térmica de gas. Por arte de esta definición regulatoria la demanda conocida como “No Regulada” al ser clasificada equivocadamente como no esencial, no tiene asegurado su abastecimiento.

Más allá de que el sector no sería viable financieramente sin los ingresos provenientes de esa demanda, es una solución facilista, es tapar el sol con un dedo. Sería consecuente decir entonces, que parte de la oferta de gas natural en este momento tampoco sería esencial.

¿Por cuánto tiempo? ¿En la transición energética que estamos transitando podremos dejar de abastecer cerca de un tercio de los usuarios?

La seguridad energética, es una responsabilidad del estado y una función del gobierno nacional. Si no se puede cumplir con esta responsabilidad, se generaría indefectiblemente un decrecimiento económico nacional.

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