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ANALISTAS 20/12/2025

Continuarán… Legado: la tierra no nos pertenece

Rodrigo Lozano Vila
Abogado - Consultor de Empresas Familiares

“No heredamos la tierra de nuestros antepasados, la pedimos prestada a nuestros hijos”, es una frase proveniente de la sabiduría indígena, atribuida a lo largo de la historia a otros. Nos ayuda a ilustrar muy bien el punto de partida de una estrategia inteligente de continuidad: el legado. El legado como algo que recibimos, debemos cuidar, preservar y crecer, para a su vez entregarlo nuevamente. Existen dos grandes variantes del legado. El legado material y el legado inmaterial. Puede que un patriarca haya fundado el negocio familiar y se considere a sí mismo como un hombre hecho a pulso, pero muy seguramente habrá recibido de sus padres y antepasados una buena educación, sus valores y principios vendrán de casa y el tesón y dedicación que le permitieron surgir, tienen origen en ese legado inmaterial. El legado material, como su nombre lo sugiere, está compuesto por activos tangibles que ante la muerte de sus propietarios habrán de pasar a la siguiente generación. Surge entonces el punto de quiebre y el momento decisivo en la continuidad de un patrimonio familiar: ¿cómo pasar la posta? Una carrera de relevos se compone de cuatro segmentos de cien metros, donde cuatro atletas deben correr cada uno cien metros. Quien inicia tiene una posta que debe llevar fuertemente apretada en su mano. Debe correr y entregarla al siguiente corredor, este a su vez, una vez recibida en un proceso sincrónico, armónico y perfecto, debe seguir la carrera y prepararse para entregarla, de la misma forma como la recibió, y así hasta llegar al último corredor, quien será el encargado de cruzar la meta, con la posta en mano. La posta no puede caer al piso, el relevo debe darse en determinadas condiciones, so pena de ser descalificado el equipo entero. ¿Que hay detrás de una carrera de este tipo? Dos cosas importantes para concretar mi idea y reflexión: trabajo en equipo y cientos de horas de entrenamiento. Es así como sugiero que una familia perciba y entienda el concepto del legado en toda su extensión (material e inmaterial) y se prepare, en equipo y con muchas horas de reflexión, entrenamiento y desarrollo de habilidades, para pasar el posta de generación en generación en procesos donde esta sea entregada de manera sincrónica y organizada, en el marco de un proceso previamente calculado donde exista responsabilidad del equipo como un todo. Dejar caer la posta por falta de interés, por no haber entrenado lo suficiente o por desconocer los retos del esfuerzo y responsabilidad que supone un trabajo en equipo, es echar por la borda años de trabajo, esfuerzo y sufrimiento. Un proceso de tránsito generacional debe estar encaminado a cumplir un propósito de continuidad de la familia empresaria, de su negocio, de sus activos, pero ante todo de sus relaciones familiares, la preservación, mantenimiento y difusión a futuro de esos valores y principios que la hacen única e irrepetible como familia. La familia empresaria debe leer, formarse, participar en foros, no mirarse al ombligo, sino alrededor, compartir con pares y tener una hoja de ruta que le permite prepararse para pasar la posta.

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