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Analistas 10/07/2025

La aversión a las élites

Rodrigo Botero Montoya
Exministro de Hacienda
La República Más

Una característica que comparten los movimientos populistas es referirse a las élites y al elitismo en forma negativa. Denigrar a las élites, se ha convertido en un lugar común de la narrativa populista. Por lo tanto, resulta conveniente hacer algunas reflexiones acerca del fenómeno.

Un aspecto inusitado del nuevo gobierno en Estados Unidos es la hostilidad hacia prestigiosas universidades y centros de investigación científica considerados como parte de la élite.

Tratándose de un gobierno del cual forman parte multimillonarios, cuyas políticas favorecen a los sectores de mayores ingresos, resulta evidente que la élite a la cual se opone es a una élite diferente, la élite cultural.

Por élite se entiende como una minoría selecta que tiene una influencia desproporcionada sobre las políticas públicas. Ahora bien, en una sociedad con cierto nivel de desarrollo hay una diversidad de élites que no necesariamente coinciden entre sí: la política, la económica, la social y otras. En las monarquías absolutas y en las sociedades atrasadas, esas élites se funden en una sola.

En países desarrollados, las élites suelen estar claramente segmentadas y tener agendas propias que pueden no coincidir con las de las demás. Si bien en la narrativa populista élites y elitismo conllevan una connotación peyorativa, la realidad es que en las organizaciones humanas aparecen en formas más o menos espontáneas minorías que ejercen una función dirigente.

En vez de lamentar su existencia, lo relevante es determinar si la élite en cuestión es funcional, si desempeña su labor dirigente en forma adecuada y si su composición corresponde al mérito, más bien que al privilegio.

En Estados Unidos, el grupo de entidades que está siendo asediado financieramente por el gobierno incluye a las integrantes de la Ivy League y a las prestigiosas universidades que han formado a gran parte de los gobernantes del país.

En el Reino Unido, donde la corona y la aristocracia dominan la élite social, quienes controlan el poder gubernamental provienen mayoritariamente de colegios como Eton y Harrow y de las universidades de Oxford y Cambridge. A nivel técnico, Imperial College of London es una universidad de clase mundial en Ciencia, Ingeniería, Administración y Medicina. En Francia, ese papel lo desempeñan los egresados de Les Grandes Écoles. En la China, los cuadros del Partido Comunista conforman la élite gubernamental.

Los jesuitas son percibidos como un grupo de élite de la Iglesia Católica. Las jerarquías entre querubines, serafines y arcángeles sugieren que en el reino celestial existen élites.

En Colombia, un gobernante insatisfecho con promover conflictos externos pretende sustituir, sin haber hecho una revolución, a la élite tradicional por los integrantes del M19, un grupo con mucha sangre en su pasado.

La actual clase dirigente dista de ser perfecta, pero es reformable. Como afirma Raymond Aron, la lucha no es entre el bien y el mal. Es entre lo preferible y lo detestable.

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