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Analistas 20/09/2018

Exportaciones, apertura y mitos

Rodrigo Botero Montoya
Exministro de Hacienda

La reciente asamblea de Analdex, hubiera sido la oportunidad para dar a conocer las directrices de la política económica internacional de la administración Duque.

Además de que esa oportunidad no fue aprovechada, los planteamientos gubernamentales dejaron la impresión que todavía no se ha hecho la transición de la retórica de la campaña electoral, adornada de generalidades y lugares comunes, en verso, a la tarea prosaica, documentada y coherente de gobernar, la cual lleva implícita la necesidad imperiosa de escoger. A su turno, escoger determinada opción de política conlleva descartar las opciones alternativas.

En esta materia, debe mantenerse presente la disyuntiva de avanzar en el proceso de inserción en la economía internacional, o retroceder hacia el proteccionismo.

Esas opciones son incompatibles. Se escoge la una o la otra. Esa dicotomía no ha sido percibida con nitidez. Tampoco parece haber claridad acerca del concepto de que ningún país se ha desarrollado, dándole la espalda al comercio internacional.

Los países que han alcanzado altas tasas de crecimiento aprovechan plenamente la interacción con la economía internacional. Si bien ese elemento, por sí solo, no es suficiente, constituye una condición sine qua non.

Parece haber cierta reticencia para reconocer que si se acepta la premisa de que el país requiere la plena inserción en la economía internacional, la opción proteccionista debe descartarse.

Uno de los expositores observó que la economía colombiana es tan cerrada como las de Argentina y Brasil. o que faltó agregar es que las economías de esos países son cerradas como consecuencia de los altos aranceles y las barreras no-arancelarias que aplican para entorpecer las importaciones.

Los recargos a las importaciones actúan como gravámenes a las exportaciones. Exportan poco a causa del proteccionismo.

Esa es la razón por la cual las exportaciones colombianas no tienen suficiente dinamismo. La economía colombiana es cerrada por cuenta del excesivo proteccionismo. Para exportar es necesario importar. Si se quiere impulsar las exportaciones, es necesario reducir el proteccionismo.

No es cierto que la apertura haya arruinado la agricultura, ni que la prueba de ello sea el hecho de que la agricultura ha reducido su participación en el PIB. La agricultura ha registrado un crecimiento satisfactorio después de la apertura. Gracias a esta, Colombia pudo suscribir los TLC con sus principales socios comerciales.

Lejos de ser una señal de ruina, la menor participación de la agricultura en el PIB es un indicador de desarrollo. En potencias agroexportadoras como Estados Unidos, Canadá y Francia esa participación es inferior a 2% del PIB. En Los Países Bajos es de 2,8%.

La decisión de no participar en la negociación del 22 de septiembre en Nueva Zelanda entre los países de la Alianza del Pacífico y Canadá, Australia, Nueva Zelanda y Singapur, es desafortunada.

El gobierno puede cerrar aún más la economía y privilegiar el proteccionismo, si considera que eso es lo que le conviene a Colombia. Pero esa opción es incompatible con el dinamismo exportador. Tampoco contribuye a promover el crecimiento o la equidad social.

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