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Analistas 20/12/2012

Albert Hirschman, In Memoriam

Rodrigo Botero Montoya
Exministro de Hacienda
La República Más
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Albert Hirschman, una de las figuras descollantes de la economía del desarrollo, falleció el 10 de diciembre, a los 97 años de edad.  

 
Su legado intelectual se distingue por la originalidad, la apertura a enfoques no convencionales y el aprecio por América Latina.  Hizo parte de un reducido grupo de académicos que le asignaron importancia a la problemática del desarrollo como parte relevante de la disciplina económica, tales como Arthur Lewis. Paul Rosenstein-Rodan, Carlos Díaz Alejandro, Lauchlin Currie, Albert Fishlow, Rudiger Dornbusch y Arnold Harberger, entre otros. 
 
Su trayectoria vital estuvo marcada por los traumatismos del convulsionado siglo XX.  Hirschman nació en Berlín en 1915.  Sus padres, burgueses de origen judío, lo bautizaron en la fe protestante.  En 1933, al llegar Adolfo Hitler al poder en Alemania, se exilió en Francia.  Adelantó estudios de economía y finanzas en París, Londres y Trieste.  Sus escritos revelan la  erudición, el cosmopolitanismo y el dominio de varios idiomas que caracterizan a un intelectual europeo de su tiempo.  Pero fue un intelectual comprometido, en la versión más noble de ese término. 
 
 Luchó para defender los valores democráticos amenazados por las distintas variedades del fascismo.  Combatió del lado republicano en España contra la insurrección militar de Franco, en el ejército francés, contra la agresión nazi  en 1939, y a partir de 1943, en el ejército norteamericano.  En 1940, después de la derrota de Francia, ayudó a organizar desde Marsella la arriesgada emigración clandestina hacia Estados Unidos de 2.000 artistas y escritores refugiados del nazismo, entre los cuales estaban Marc Chagall y Hannah Arendt.  Terminada la guerra, trabajó en la Reserva Federal y participó en el inicio del Plan Marshall y en el diseño de un sistema europeo de pagos.
 
La experiencia adquirida por Hirschman en la empresa colectiva de promover reformas institucionales, (‘reform mongering’), durante la puesta en marcha del Plan Marshall, habría de manifestarse más adelante, en sus escritos sobre el desarrollo.  Ése es el origen del término ‘passion for the possible’, pasión por lo posible, o posibilismo, para apoyar el gradualismo.  Así mismo, reconoce que en su libro, ‘A Bias for Hope’, un sesgo a favor de la esperanza, influyó la descripción del estadista francés, Robert Marjolin, ‘una apuesta aparentemente absurda, pero exitosa’ refiriéndose al Plan Marshall.
 
Por recomendación del Banco Mundial se trasladó a Bogotá desde 1952 a 1956, donde trabajó como asesor gubernamental y  como consultor independiente. Intervino en la creación de una autoridad regional de control de inundaciones y generación eléctrica en el Valle del Cauca.  A partir de entonces, surge su interés por los retos del desarrollo, el cual se manifiesta en  ‘The Strategy of Economic Development’, la estrategia del desarrollo económico.   Acuñó la expresión fracasomanía para referirse al pesimismo generalizado de algunos intelectuales latinoamericanos.  Quienes disfrutamos de su amistad, recordamos con afecto su  fe en la capacidad de las personas para  sobreponerse a la adversidad y la de las sociedades para construir instituciones favorables al progreso en libertad.

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