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Analistas 18/11/2022

¿Es su junta directiva modelo S. XVII?

Ricardo Mejía Cano
Gerente de Saladejuntas Consultores

El origen de las juntas directivas se remonta a principios del S. XVII, cuando Inglaterra empezó a dominar el comercio internacional. La Compañía de las Indias Orientales era una franquicia que el gobierno cedía a un grupo de comerciantes, quienes adquirían la exclusividad del tráfico con las indias. Las operaciones eran supervisadas por un comité de 24 mercaderes, quienes nombraban un gobernador, responsable de controlar y supervisar las diferentes expediciones.

La delegación por parte de los mercaderes en el Comité de la supervisión del trabajo y el nombramiento del gobernador fue un avance importante en el desarrollo del gobierno corporativo. En la década de los 90 del siglo pasado, muchas juntas se dieron cuenta que además de hacer seguimiento a la labor del gerente, era más importante orientar, inspirar y trabajar con el equipo ejecutivo en la conducción de la compañía a una etapa superior. Las preguntas que estas juntas proactivas empezaron a hacer al gerente eran ¿Dónde deberá estar la compañía en cinco años y con que competencias? ¿Quiénes liderarán dentro de cinco años y quienes dentro de 20?

Hay una gran diferencia entre las juntas que se quedaron con la cultura del S. XVII y las modernas y proactivas. Las primeras supervisan el trabajo de los ejecutivos, las segundas los guían e inspiran; las primeras quieren estar en la implementación de los programas, las segundas quieren ayudar en la creación de programas novedosos; las primeras quieren resolver los problemas del gerente, las segundas son previsivas y le ayudan a evitarlos; las primeras quieren involucrarse en la atención a los clientes, las segundas quieren entenderlos y debatir cuales podrían ser sus necesidades futuras.

Desafortunadamente la mayoría de las juntas se quedaron en la cultura del S. XVII, supervisando y, peor aún, compitiendo con las labores del gerente, mientras las juntas modernas además de hacerle seguimiento lo retan a pensar y proponer programas y proyectos que transformen la compañía. Las primeras quieren participar en el día a día, las segundas quieren promover la discusión de proyectos de alto impacto. Las primeras en el mejor de los casos conceden bonificaciones por cumplimiento de los objetivos, las segundas, además de lo anterior bonifican a aquellos líderes que preparan a sus subalternos para que sean los líderes del futuro.

Las juntas deberían profundizar cómo los líderes de hoy están formando a los líderes del mañana y donde están los ejecutivos de alto potencial, capaces de desarrollar las competencias que se requerirán en el futuro.

La mayoría de las juntas directivas se quedaron cuidando el pasado, olvidando que su principal función es preparar al equipo para enfrentar el futuro. Lo más fácil es monitorear que la gerencia y su equipo cumplan con los compromisos adquiridos y que estén dentro del presupuesto. Lo difícil es anticiparse a las necesidades de los clientes, descubrir nuevos nichos de mercado, desarrollar una visión del futuro, con metas claras y comprometer al equipo ejecutivo a alcanzarlas.

Las juntas ancladas en el S. XVII quieren definir qué se debe hacer, como, cuando y donde. No confían en el equipo de la gerencia. Las modernas y proactivas después de grandes debates, entienden y describen el problema y piden al equipo de gerencia que proponga soluciones. Tienen confianza en el equipo y le delegan tareas importantes. ¿De qué modelo es su junta?

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