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Tasa de desempleo
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El reporte sobre empleo y desempleo del Dane, para septiembre y el tercer trimestre de 2025, entrega datos que confirman la reactivación de la economía colombiana y el proceso de formalización del mercado laboral.
El tercer trimestre es el que se usa para realizar comparaciones interanuales y de mediano plazo, dado que es el menos propenso a fenómenos estacionales, no tiene periodos de receso y la actividad productiva se encuentra en plena marcha, con el objeto de cumplir compromisos hacia la temporada navideña y de fin de año.
La medición del desempleo se hace con Encuestas de Hogares y el Dane lleva más de 70 años haciéndolo con diversos instrumentos, inicialmente con la Encuesta Nacional de Hogares ENH, trimestral, con muestra simplificada y cobertura en siete ciudades, reemplazada por la Encuesta Continua de Hogares ECH, mensualizada y ampliada a 13 ciudades, hasta llegar a la vigente Gran Encuesta Integrada de Hogares Geih, que va a cumplir 20 años y cumple diversos objetivos.
Con los anteriores instrumentos y más de 70 años de medición, es persistente encontrarse con un lugar común, que la tasa de desempleo colombiana promedio supera 10% y es la más alta de América Latina, a pesar de tener un mercado de contratación flexible y unos ingresos rígidos, condiciones con las que otros países tienen tasas promedio de 5%.
Ese 8,2% para septiembre es la tasa más baja de lo corrido de este siglo y, probablemente, la segunda más baja de la historia colombiana, después de ese 7,6% del tercer trimestre de 1994, luego de las reformas de la apertura económica y la Ley 50/90. Con este, son siete meses continuos con tasa de desempleo de un dígito, consistente con el proceso de reactivación del crecimiento de la economía y la diversificación productiva, sin embargo, la tendencia de largo plazo permanece, el promedio de este siglo, para septiembre, es una tasa de 11%, y la más alta fue en 2020, con 16,3%.
En la gráfica se presentan la tasa global de participación TGP y de ocupación TO, para el mismo periodo, y ambas reflejan la recuperación de la economía, después de la recesión de 2020.
La TGP, el porcentaje de población en edad de trabajar que ingresa al mercado laboral llegó a su mínimo en 2021, 60,9%, como consecuencia de los desestímulos generados por el covid, participación que ha venido recuperándose y llega a 63,9% este año, aún lejos de mejores resultados del pasado, con 68,8% en 2003, cuando los bajos ingresos obligaron a diversos miembros de los hogares a buscar alternativas de trabajo.
La TO, porcentaje de personas ocupadas dentro de la población en edad de trabajar, que también llegó al mínimo con la pandemia, 51,1%, y se recupera hasta 58,7% actual, aún le falta volver al máximo obtenido en 2014, con 61,7%. Los tres indicadores indican progresión e inclusión en el mercado laboral, aun cuando el país está lejos de vislumbrar una tasa de desempleo de 5%.
La reactivación se refleja en la cantidad y calidad de los nuevos puestos de trabajo, en comparación con el año anterior, se crearon 714.000, para llegar a los 23,9 millones de personas trabajando y dejando a 2,1 millones en condición de desempleo, reduciéndose en 204.000 personas.
La industria manufacturera fue la que más aportó, con 245.000 puestos de trabajo, lo que concuerda con la coyuntura de producción para la temporada, le sigue la administración pública con 188.000, alojamiento y servicios de comida con 168.000, agricultura con 122.000 y, cierra el top 5, actividades financieras con 86.000. Es el sector privado ligado a actividades productivas, industria, agricultura, turismo y finanzas el creador de la mayor proporción de nuevos puestos de trabajo.
El empleo formal fue el gran beneficiado, el segmento de trabajadores asalariados, independientemente del tipo de contrato, llegó a los 11,6 millones de personas, con un incremento de 492.000 nuevos empleos, de ellos 473.000 particulares y 19.000 en el sector público.
El segmento de trabajadores por cuenta propia solamente se incrementó en 44.000 personas, para llegar a los 9,7 millones. Esto contribuye a desmitificar cuentos de campaña, que dicen que el nuevo empleo es público y de cuenta propia, las cifras dicen lo contrario.
Finalmente, al tiempo que se reduce el desempleo se mejoran las condiciones de acceso de las mujeres y se reduce la brecha de género. Las mujeres siguen siendo mayoría en la población fuera de la fuerza de trabajo, por ama de casa y estudios, 68%, sin embargo, 31.000 salieron de ese segmento y se incorporaron a la fuerza de trabajo. Aumentó su participación en la población ocupada, a 42,2%, con 529.000 nuevos puestos de trabajo, y se redujo en 203.000 las que estaban en el desempleo, bajando la tasa de 11,8%, en 2024, a 9,6% este año.
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