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Analistas 30/04/2023

Un medio hombre

Ramiro Santa
Presidente Sklc Group

El 13 de marzo se avizoraron movimientos inesperados en el Caribe colombiano, que desembocaron en la más grande batalla en estas tierras americanas a partir del 20 de marzo y que se convertirían en el evento más importante, impactante y trascendente de la geopolítica de las potencias mundiales hace 282 años.

Al que fuera el responsable de la protección del puerto de Cartagena de Indias a sus quince años le habían amputado la pierna izquierda debido a una herida de bala de cañón, había perdido un ojo con una esquirla en otra batalla a los 18 años, en el sitio de Barcelona queda con un brazo inservible y más tarde, en una confrontación naval, le cortan una oreja, pero siempre con su espíritu de lucha completo. Ese medio hombre era el almirante Blas de Lezo y Olavarrieta quien resultó invicto en 22 batallas, hundió y capturó decenas de embarcaciones y su audacia le dio para incendiar varios de sus propios barcos como estrategia para evitar capturas o hacer cortinas de humo y poder cumplir con su objetivo.

La llegada de la fuerza inglesa compuesta por 180 barcos, 2.000 cañones, y alrededor de 28.000 hombres (15.000 marinos, 9.000 soldados, 4.000 milicianos de sus colonias entre los que se encontraba Lawrence Washington, hermano de George Washington, 4.000 esclavos negros y macheteros de Jamaica, entre otros). Este despliegue militar solo fue superado dos siglos después, en 1944 en el desembarco en Normandía en la II Guerra Mundial.

Por su parte Blas de Lezo contaba para defender Cartagena con: 3.000 hombres (1.680 soldados, 500 milicianos, 600 aborígenes flecheros traídos del interior, entre otros y seis navíos de guerra (El Galicia, San Felipe, San Carlos, África, Dragón y Conquistador).

El 6 de abril, destruido el fuerte de San Luis de Bocachica, el almirante Edward Vernon penetra a la Bahía de Cartagena con banderas desplegadas en sus navíos, la derrota de Cartagena parece inminente y envía una carta a la corte británica que celebra días después sin saber el real desenlace, pues faltaba el fuerte de San Felipe de Barajas, sumun de la arquitectura militar española en el mundo.

El 20 de abril de 1741, en la oscuridad de la noche, antes de las 3:00 AM el almirante Vernon envía 4.000 soldados (tres columnas) con escaleras para asegurar la toma sorpresiva del fuerte de San Felipe que inicia a las 6:00 AM, que continua hasta el 24 de abril con ataques a Cruz Grande el 23, al fuerte de Manzanillo el 24, la toma del navío Galicia el 26, que es incendiado por fuego español, al pairo choca y ocasiona el incendio de barcos ingleses. El 28 de abril cesa el bombardeo inglés y comienza el proceso de demolición de las fortificaciones y el 8 de mayo empieza el repliegue dejando a Vernon, con 14 barcos y retirándose con definitivamente el 20 de mayo de 1741.

El balance final para los británicos fue de: 4.500 muertos, seis barcos perdidos, 20 dañados, la decisión de concentrar sus ejércitos en sus colonias y camuflar la humillación de la derrota recogiendo entre otras las monedas con la figura de Blas de Lezo arrodillado ante Vernon y la leyenda “El orgullo español humillado por Vernon”. El ejército español en Cartagena soporto 8.000 proyectiles y 28.000 cañonazos con alrededor 800 muertos, 200 heridos y el fallecimiento del Almirante Blas de Leso pocos meses después a causa de las heridas sufridas y las infecciones producidas por los cientos de cadáveres y despojos humanos sin enterrar.

Las lecciones en esta coyuntura mundial y local son: las bases sólidas de las estructuras son para resistir ataques; la preparación, experiencia y disciplina son para la buena toma de decisiones; la lealtad en los equipos es para lograr la confianza; y los lideres confiables son para inspirar y lograr objetivos. En contraste está la arrogancia, así sea con abundancia de recursos y personas.

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