Carta de Santa al Niño Dios 2025

Querido Niño Dios:

Reconozco que el año se perdió, aunque no todos los propósitos de este año. También es cierto que muchas de las faltas cometidas no habrían ocurrido si hubieras incluido en el saco de regalos lo que se te pidió en la carta de Navidad de 2024: la brújula moral para funcionarios públicos, el filtro gigante para limpiar de basura el agua y la tierra, el kit de magia para detener la violencia y priorizar el campo, y el siempre ausente manual de urbanidad y economía básica para congresistas (edición ilustrada, por favor).

Seguimos esperando que el reflector para encontrar el director técnico del país, con experiencia, conocimiento y principios, tenga el foco arreglado para 2026. A la fecha, el inventario ya supera los veinte prospectos defectuosos: unos sin principios, otros sin experiencia, varios sin idea de qué quieren seguir en la debacle y algunos que creen que gobernar es hacer gárgaras con leche de magnesia con micrófono abierto.

Lo que sí agradecemos, porque hay que ser justos, es el cumplimiento parcial de la carta pasada: el Ejército de Empresarios y Emprendedores que, pese al tsunami de leyes, impuestos, amenazas, contrabando e inseguridad, siguió generando empleo digno y pagando impuestos. Héroes sin capa, sin subsidios y sin aplausos.

Para 2026 decidí facilitarme la tarea y usar el “catálogo” elaborado por más de 900 especialistas del Global Risks Report 2025 - World Economic Forum, que no creen en milagros, pero sí en datos.
Niño Dios esta es la lista de regalos:

1. Oxígeno, plata, hierro y plomo: para disuadir y controlar los “conflictos armados entre Estados y la fragmentación global” y, para la casa, el “conflicto armado y la violencia interna” y la continuidad de las “migraciones masivas involuntarias, por los matones de las economías ilegales. Esos que alevosamente destruyen pueblos, torturan civiles y reclutan niños, niñas y adolescentes, con una impunidad tan sólida que, si no se corrige de tajo, también terminará convertida en símbolo patrio.

2. Una Liga de Superhéroes: para el pronóstico y manejo de la “Pérdida de biodiversidad” y la continuidad de las “migraciones masivas involuntarias” y los “eventos naturales extremos”, lo que exige un cambio profundo con equipos idóneos, además de tecnología (ni cubana, ni rusa, ni china, ni nicaragüense) para los sistemas de monitoreo permanente.

En prevención, urge cumplir con las metas de reforestación (contrario a la deforestación para economías ilegales), el cuidado de manglares y arrecifes marinos, y el buen manejo del agua y las basuras.

Para la reacción, en caso de emergencias, necesitamos el fortalecimiento en número y calidad de la fuerza pública, la Defensa Civil, la Cruz Roja, los bancos de alimentos y las unidades municipales de gestión del riesgo.

Y para la corrección, son urgentes equipos de valientes contralores, procuradores, jueces y fiscales que atrapen, apresen, expongan y expropien a la red de cacos que se están robando los recursos, pues son dineros de todos, de los impuestos.

3. Una sordina para trompeta: para silenciar la “desinformación y manipulación informativa”, producida por políticos en trance, gritando mentiras y haciendo proselitismo en redes alquiladas (bodegas), sin control ni vergüenza. Amplifican a los tramposos y envenenan las cabezas de los incautos y de quienes prefieren no pensar, no contrastan datos ni hechos, pero tampoco consultan los medios serios con curaduría profesional.

4. Un batallón de profesionales: personas honorables, formadas, experimentadas y probas que, con el apoyo de la academia, instituciones especializadas y gremios, ayuden a salvar las finanzas públicas, los recursos estratégicos de petróleo, gas y minerales, y las relaciones internacionales. Todo para evitar la “crisis de deuda soberana” “colapso de servicios críticos”, las “confrontaciones geoeconómicas”, el “costo de vida”* y la continuidad de las “migraciones masivas involuntarias” de connacionales.

Solo me resta agradecer por la salud (no por el erosionado sistema de salud) y por la tranquilidad que tengo, pues mis padres y los planteles educativos donde estudié me enseñaron que lo ajeno no se toca, que los recursos públicos son sagrados, que las instituciones se respetan, que los bienes públicos son de todos y que siempre hay que estudiar, trabajar y hacer el bien.

En espera que el año entrante el mundo esté más seguro y la humanidad sea más solidaria; que los verdaderos lideres estén siguiendo el camino del desarrollo, la paz y el bienestar para todos.

Con fe, buen humor y mucha esperanza,

Santa