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Analistas 14/11/2023

Futuro financiero sostenible para los jóvenes

Pilar Sanabria
Presidenta Inngenia Fundación

Más de 92% de los estudiantes en Colombia no lograron resolver situaciones económicas básicas, lo que indicó desafíos significativos en la educación financiera en el país. Esta no es una cifra nueva, es el resultado de la prueba Pisa realizada por la Ocde en 2012, que resaltó la urgencia de mejorar la educación financiera especialmente en etapa formativa, un punto de partida contundente y que derivó la integración de la educación financiera en el currículo escolar y el surgimiento de programas para fortalecer la alfabetización financiera.

A pesar de estos esfuerzos, hoy el panorama se torna aún más crítico a medida que la oferta de productos financieros continúa creciendo, nos enfrentamos al reto de desarrollar estrategias educativas de alto impacto, que no solo promuevan la inclusión financiera, sino que además aseguren su sostenibilidad a largo plazo, formando ciudadanos preparados para aprovechar alternativas que impulsen efectivamente sus objetivos personales.

En Inngenia Fundación, hemos beneficiado a 351.000 niños, niñas y jóvenes que han experimentado el poder de la educación financiera, mejorando sus hábitos en el manejo de recursos y que han encontrando en el emprendimiento una opción de vida.

La interacción con el dinero comienza desde la infancia, estableciendo las bases del manejo financiero personal. Recibir una mesada, percibir pagos o regalos en dinero en ocasiones especiales, inclusive no tener ninguna de estas opciones, son las primeras experiencias financieras que moldean la percepción del valor y la gestión del dinero. A medida que los jóvenes crecen, se enfrentan a responsabilidades financieras más complejas, como distribuir correctamente su salario, adquisición de líneas de celular, emprender, utilización de productos financieros, incluyendo tarjetas de crédito, entre otras.

Pareciera oportuno que al tener un producto financiero, se hiciera un seguimiento del mismo, sorprendentemente, según la Ocde, 67% de los jóvenes no consulta herramientas como el extracto, pieza clave que ofrece una visión precisa de su actividad económica. Su correcta interpretación es un paso hacia una gestión financiera autónoma y responsable, esencial para tomar decisiones informadas, ajustar hábitos de consumo, incrementar ahorros y planificar inversiones futuras.

La Superintendencia Financiera junto con la Banca de las Oportunidades reportan que el nivel de inclusión financiera alcanzó 92,3% (2022).

Como lo indica el banco mundial: “La inclusión financiera se refiere al acceso a productos y servicios financieros útiles y asequibles que atiendan necesidades”. Es aquí donde la educación financiera cobra relevancia en etapas tempranas, estableciendo cimientos para una inclusión financiera sostenible. Proporciona herramientas para tomar decisiones estratégicas, construir un historial financiero positivo y prepara para enfrentar desafíos económicos con determinación.

Las instituciones financieras están llamadas a conocer de cerca a los jóvenes. Cultivar una empatía profunda, entre su oferta, las necesidades reales y sus aspiraciones, de la mano de una educación financiera transformadora, que no solo sea una herramienta para la gestión del riesgo, sino también un catalizador de bienestar y riqueza.

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