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Analistas 21/09/2021

Una dosis de optimismo

Paula García García
Conductora Red+Noticias

Todo parecería conspirar en contra. La inseguridad está disparada, asoma el terrorismo, denuncian extorsiones, escasean las vacunas y, como si fuera poco, el panorama electoral se vuelve cada día más hostil. Abundan las sombras y son esquivas las luces. Es difícil transmitir tranquilidad, por lo menos, en estas primeras líneas. Sin embargo, aún quedan motivos para ser optimistas.

En medio de semejante revoltijo, del que cualquiera quisiera salir huyendo, entre alentador y sorpresivo resulta ver que hay quienes se la juegan y le apuestan a esta acalorada tierra.

El reporte del Registro Único Empresarial y Social (Rues) da cuenta de un 53% de empresas que se gestaron, entre enero y junio de este año, generando al menos un empleo. Varios fueron también los proyectos que durante las severas restricciones y cuando los indicadores no auguraban un futuro promisorio decidieron ponerse a punto.

Rancho Mx en Cajicá, Cundinamarca o Makani Beach en Tierra Bomba, Bolívar son solo algunos ejemplos de negocios que surgieron en el marco de la incertidumbre. Que podrían considerarse hijos de la tensión y el desasosiego.

Hoy, el primero aporta más de 70 puestos de trabajo a la reactivación económica del país, en tanto, el segundo, se nutre del capital humano local para ofrecer un servicio de talla internacional.

Detrás de iniciativas como estas, además del lucro, por supuesto, convergen cientos de factores que aportan a la reconstrucción del muy golpeado tejido social.En el momento más complejo y, aunque suene extraño, a la vez, más oportuno, se materializaron ideas productivas sinónimo de compromiso y confianza.

Advierto, por ningún lado hay aquí un interés publicitario. De lo que se trata es de aterrizar con experiencias palpables situaciones que demuestran que, pese a las adversidades, existe un empresariado con voluntad para seguir siendo protagonista del progreso. ¿Qué haríamos sin ellos? La caja del Estado jamás daría abasto para sostener a 50 millones de colombianos. Hay que dejar de creer en cuentos.

Conociendo de antemano que vendría una nueva reforma tributaria. Una con los niveles de recaudo más altos de la región, que se financiaría en buena medida de las personas jurídicas y que promete no ser la última en el corto plazo; grandes y medianos capitales optaron por decir sí a dar vida a sus iniciativas aquí. Pudieron invertir en el extranjero, pero desestimaron esa opción. Sin duda, entienden su rol.

Cada sueldo que se paga en la formalidad eleva los costos de operación para las compañías. No obstante, se convierte en una dinámica que trae consigo una cadena de bienestar para un círculo familiar y su comunidad. Se configura un proceso que trasciende la individualidad.

Sin necesidad de ser expertos, siempre sirve de algo mirar alrededor para tomar el pulso a la realidad. Para calibrar el sentir del país y la actitud con la que cabalga. Si bien, por momentos lo parece, no estamos perdidos. Es relevante comprenderlo. Así como el pesimismo tiene un efecto dominó que termina por afectar el desempeño de la economía, el optimismo puede hacer lo mismo en sentido contrario.

Mientras unos cierran después de mucho intentar aguantar y el adiós a Almacenes La 14 es un golpe que se sentirá, millones de emprendimientos, de todos los tamaños, se mantienen vivos. A pesar de todo, en pie de lucha.

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