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Analistas 20/04/2022

Sancocho político

Paula García García
Conductora Red+Noticias

En la tierra del sancocho, reinan las opciones. Está el de pescado o el de cola de res que a cualquier hora caen bien. También el de gallina, que a fuego de leña, preparado con paciencia, no tiene competencia. Un lugar especial ocupa el trifásico, el más cargado, que cumple con su misión de dar enorme satisfacción. El variado menú lo complementa el de guandú, típico de la región caribe, famosos por su carne salada. Delicias gastronómicas que nos identifican, pero que, por estos días, de incontrolable apetito electoral, encuentran similitudes con aquello que en la olla de la avaricia, cocina con pericia, nuestra desprestigiada clase política.

Despojados de lealtades, ante un escenario en principio libre de competencia, varios acomodaron su discurso. Se pegaron a la receta vendedora y se aprendieron la fórmula. Esa, que creían irresistible. Sin embargo, víctima de tanto ingrediente extraño, la mezcla, se fue aguando. Ni un sancocho soporta que todos quieran meter mano.

En el pasado enemigo acérrimos, amigos entrañables en la foto de la conveniencia, parece que la memoria desconocieran. Por fortuna, en tiempos de tecnología, las redes sociales sí recuerdan y, los viejos trinos, escuetos mensajes en apariencia inofensivos, se convierten en una valiosa herramienta para evaluar incoherencias. Para desnudar la gula.

Hace ocho años, Alfonso Prada lanzaba dardos contra la Alcaldía de la Bogotá Humana. Calificaba de despelote el manejo de Transmilenio y criticaba la desbandada de varios de los funcionarios del entonces gobierno capitalino. Ahora, aterriza como jefe de debate del Pacto Histórico y milita bajo la misma sombrilla de Gustavo Bolívar. Personaje, que en 2017, lo tildaba de corrupto y de haberse robado el Sena. Entre tanto, 23 meses bastaron para que Roy Barreras diera un giro radical a sus ideas. Mientras el 19 de mayo de 2020, vía Twitter, aseguraba que Gustavo Petro le parecía una opción de extremo por la que no votaría; hoy, de manera inexplicable, lucen inseparables.

El mundo virtual tampoco olvida la vulgar arremetida de Armando Benedetti contra el reelecto senador Bolívar. En una publicación de 2021, además de dedicarle tamaña grosería, lo señalaba de ser desleal, canalla y machista. Al escudero de Petro sacó de casillas que un ‵coequipero′ le pidiera hacerse a un lado por cuenta de su investigación en la Corte Suprema de Justicia.

Se insultan, se ultrajan, se rebajan. De los improperios ni sus santas madres se salvan. No obstante, puede más el hambre de poder. A mes y medio de la primera vuelta por la presidencia, en la paila, que con el país comparan, todavía ablandan kilos de yuca, libras de ñame y bultos de plátano. Tan flexible es el proceso de cocción, que hasta Iván Moreno, adalid de la corrupción, podría tener cabida en la minuciosa labor.

Se necesita osadía para hablar de cambio cuando los otrora detractores, en un abrir y cerrar de ojos, terminan en el mismo plato. Es una lástima que poco interese, en medio de la decepción creciente, recuperar la dignidad del imprescindible oficio público. Nada puede salir bien con tal revoltijo en el que las ideologías se evaporan y las convicciones se desgajan. Del sustancioso caldo a la papilla, hay un solo paso.

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