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Analistas 20/06/2017

Un desastre político en desarrollo

Foto: New York Times
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Esto dice mucho sobre los valores del Partido Republicano moderno, el cual felizmente intercambiará la atención médica de unos 20 millones de personas por recortes de impuestos que ofrezcan casi la mitad de sus beneficios a las personas con ingresos mayores al millón de dólares.

Pero aparte de las prioridades, piense en el proceso. La Ley de Atención Médica Estadounidense de los republicanos fue deliberadamente apresurada a través de la Cámara Baja antes de que la Oficina del Presupuesto del Congreso la sopesara; los senadores republicanos están trabajando completamente en secreto, sin audiencias; y cualquier cosa que aprueben seguramente también tratará de anticiparse a la oficina presupuestaria.

Se podría pensar que esto refleja en parte los análisis conservadores que llegan a una conclusión diferente. Pero no hay muchos de esos análisis. Recuerde, la Oficina de Gestión y Presupuesto trabaja para Trump; no ha ofrecido nada. Incluso la Fundación Heritage, que era la fuente obligada a la cual acudir en busca de informes creativos conservadores, no ha producido alguna explicación poco convincente de cómo la magia de los mercados hará que todo funcione.

Esto es nuevo. Se podría decir que al igual que el Partido Republicano ha decidido no hacer caso de las preocupaciones convencionales sobre la ética, también ha decidido no hacer caso de las preocupaciones convencionales sobre si las políticas realmente, ya sabe, funcionan.

Sin duda, los republicanos renunciaron a hacer política con base en la evidencia hace mucho tiempo. En aquel entonces en que el líder de la Cámara Baja Paul Ryan fingía ser un especialista en política serio, siempre empezaba a partir de la respuesta, luego inventaba algunas suposiciones y asteriscos mágicos para justificar la respuesta. Y la Fundación Heritage ha sido una operación de poca monta durante muchos años.

Pero al menos fingían. Personas como Ryan no eran expertos en política reales, pero los interpretaban en la televisión, y lo centristas ingenuos se sentían felices de hacerles mantener esa simulación. Ahora ni siquiera se molestan en fingir.

Y es difícil decir con algo de confianza que pagarán un precio político. Después de todo, el Obamacare fue, de hecho, producto de una consideración ardua; e hizo una cantidad enorme de bien en lugares como, digamos, Virginia Occidental, donde la expansión del Medicaid (principalmente) redujo la cantidad de personas sin seguro a la mitad. Y en recompensa por este logro, la gente buena de Virginia Occidental votó por Trump por 40 puntos.

Quizá pérdidas enormes en las elecciones intermedias convenzan a los republicanos de que pensar en las consecuencias políticas es una buena idea. O quizá habrá más situaciones tipo Kansas en que los republicanos se horroricen tanto por el desastre político que cambien de rumbo. Pero aun cuando sucedan estas cosas eventualmente, lo que estamos viendo ahora es espantoso.

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