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George Osborne, ministro de Economía y Hacienda de Gran Bretaña, anunció este mes un nuevo plan para ayudar a acicalar la inversión privada luego de dos años de débil crecimiento y de una reciente recaída en recesión.
Desde que tomó el poder en 2010, el gobierno de coalición de Gran Bretaña, encabezado por los conservadores, ha pugnado por medidas de austeridad en un esfuerzo por reducir el déficit presupuestal del país, rechazando al mismo tiempo los reclamos por estímulos fiscales. Ahora, en respuesta a la primera doble recesión del país desde 1975, el Sr. Osborne ha lanzado un programa de "Financiamiento para Préstamos", que subsidiaría préstamos a sectores no financieros de la economía en un intento por impulsar la inversión privada, especialmente en infraestructura y construcción de casas.
Pese a las negaciones oficiales, la medida ha sido ampliamente vista como un cambio de política del Sr. Osborne y del Banco de Inglaterra - algunos economistas han descrito el plan como un estímulo basado en el sector privado. En lugar de gasto deficitario financiado por el gobierno, el plan sustituye deuda contratada por el sector privado, incentivada por créditos con tasas de interés por debajo del mercado. Sin embargo, con ausencia de demanda interna en Gran Bretaña y con la creciente incertidumbre que plaga la eurozona, muchos economistas piensan que los negocios y familias estables dudarán para endeudarse más, incluso con tasas de interés extremadamente bajas.
Robert Peston, editor de negocios de la BBC, habló con varios banqueros que expresaron dudas respecto al plan. "Primero, dicen que las empresas y familias solventes se muestran renuentes a elevar sus deudas en estos tiempos inciertos", escribió el Sr. Peston en un artículo de Internet para la BBC del 15 de junio, un día después del anuncio del plan. "Después, señalan que muchas de las compañías e individuos desesperados por endeudarse son las que tienen ciertas dificultades financieras, así que los bancos de hecho no quieren prestarles", indicó.
