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Analistas 03/11/2013

El hada y nomo de la confianza refutados

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Como que es triste, pero sospecho que el hada de la confianza es lo principal por lo que la gente me recordará (si es que recuerda algo) de aquí a 50 años. Entonces, tal vez de alguna forma puedo empaquetar mis intentos por refutar la helenización del discurso señalando que las historias de terror parecen tener que ver con invocar un conjunto relacionado de personajes; los nomos de la confianza.

La historia popular (presentada por todo mundo, desde el presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, hasta Erskine Bowles, el copresidente de la comisión de deuda del Presidente Obama) dice así:

1. Pérdida de confianza de los inversionistas

2. ¿¿¿???

3. ¡Grecia!

Lo que sigo pidiendo es que alguien explique el paso 2 de forma consistente con el hecho de que Estados Unidos, Gran Bretaña y Japón (al contrario de Grecia) tienen su propia moneda, y bancos centrales que controlan tasas de interés de corto plazo. ¿Están diciendo que los bancos centrales elevarán estas tasas y, de ser así, por qué? ¿Están diciendo que las tasas de interés de largo plazo se desvincularán de las tasas de interés de corto plazo? ¿Por qué los bancos centrales no pueden evitarlo simplemente comprando deuda de largo plazo?

Hasta el momento, nadie ha contestado este desafío claramente. Simplemente afirman que así es como va a pasar, o cambian el argumento a la mitad, repentinamente haciendo aparecer el espectro del colapso bancario o algo más. ¡Sólo díganme supuestamente qué debe pasar con la política monetaria!

Y no me digan que esto es lo que la experiencia demuestra. Simplemente no hay precedentes históricos para estas afirmaciones; una crisis de deuda en un país con moneda propia que se endeude en esa moneda. La Francia de la década de 1920 es lo más parecido, pero la situación no pasó ni remotamente como en la Grecia moderna. En este momento Japón es, en efecto, un ejemplo de un país que se está beneficiando de reducir la confianza en el valor real futuro de su deuda (antes de comentar sobre estas afirmaciones, lean el borrador de mi nuevo documento de investigación en bit.ly/1hxmBg4).

Y lo que es más, tenemos un claro ejemplo reciente de qué tan importante es evaluar estas cosas. Recuerden que gente como el Sr. Greenspan insistió en que los déficits presupuestarios llevarían a tasas de interés crecientes e inflación. Pero nunca explicaron supuestamente cómo debía pasar esto en una economía deprimida con tasas de interés de corto plazo de cero.

Otra vez, su lógica fue más o menos:

1. Déficits

2. ¿¿¿???

3. ¡Zimbabue!

Mientras tanto, los que intentamos razonarlo concluimos que nada de eso pasaría; y no pasó.

Cuéntenme como alguien que cree que la macroeconomía (al menos de la variedad keynesiana) de hecho ha funcionado bastante bien estos últimos cinco años.

El problema es que ha habido muy pocos economistas dispuestos a usar sus propios modelos, y también que muy poca gente influyente ha entendido que los presentimientos no son la forma de tratar una crisis económica que se presenta una vez cada tres generaciones.

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