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Analistas 23/07/2012

El caso curioso de Dinamarca

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El otoño pasado, cuando sucedía la primera ola de ataques especulativos contra el sistema del euro, me percaté del peculiar estatus de refugio de Dinamarca, que pudo endeudarse con tasas de interés mucho menores que países aparentemente comparables del euro, como Finlandia, aunque la moneda de Dinamarca está fijada al euro.

Sostuve que esto reflejaba la mayor flexibilidad que Dinamarca obtiene de poseer su propia moneda. Aunque no tiene intención alguna de imprimir dinero para financiar al gobierno, el hecho de que pueda hacerlo de cara a la escasez de liquidez aparentemente vale mucho.

La primera ola de ataques amainó luego que el Banco Central Europeo (BCE) empezó a prestar grandes sumas a bancos con deuda soberana como garantía, una forma indirecta de comprar deuda. Eso compró al euro aproximadamente siete meses, malgastados por los líderes europeos. Y ahora otra vez estamos en crisis - y el estatus de Dinamarca como refugio es incluso más extremo. ¿Qué tanto? ¡Las tasas nominales de interés ahora son negativas! El banco central cobra a los bancos privados 0.2 por ciento por tener depósitos, y la tasa de interés de la deuda gubernamental a dos años es de -0.23 por ciento.

La primera pregunta a hacerse aquí es ¿por qué la gente simplemente no se queda con montones de dinero, para al menos alcanzar un rendimiento de cero? Creo que la respuesta debe ser los costos de almacenamiento - el costo de alquilar una bóveda de seguridad para guardar todo ese papel, además de que supongo que existe el riesgo de que los ratones se lo coman, o algo así. Esos costos no pueden ser muy grandes, pero supongo que bastan para hacer posible un pequeño rendimiento negativo.

La otra pregunta es por qué los rendimientos daneses son aún más bajos que los rendimientos alemanes. No creo que haya alguien que realmente piense que Alemania pueda enfrentar escasez de liquidez - cualquier situación en que eso pueda pasar probablemente también es una situación donde el euro ya no existe y Alemania vuelve a tener su propia moneda.

Pero tal vez no; también, tal vez haya cierta inquietud sobre que Alemania tenga que escupir mucho dinero para salvar al euro.

En cualquiera de los casos, lo que está pasando en Dinamarca es un indicio de qué tan severa es la eurocrisis - tan severa que la gente está dispuesta a pagar para guardar su dinero en otra parte.

¡Pecadores, arrepiéntanse!

A principios de este mes, 160 economistas alemanes, organizados por Hans-Werner Sinn - llamémoslos “Sinners” (“pecadores”, en inglés) - firmaron un manifiesto oponiéndose a la unión bancaria europea.

El 9 de julio, VoxEU, el portal de Internet manejado por el Centro de Investigación de Política Económica, publicó un contra-manifiesto, firmado por más de 100 economistas del mundo de habla alemana, sosteniendo en efecto que el euro no puede sobrevivir sin tal unión bancaria.

“En el curso de la crisis, se están utilizando los presupuestos fiscales para refinanciar sistemáticamente instituciones financieras relevantes”, dice el manifiesto. “Al mismo tiempo, las instituciones financieras siguen jugando un papel central en el financiamiento de los gobiernos nacionales, prestándoles dinero y quedándose con su deuda. Una consecuencia inevitable es que las quiebras bancarias han llevado a crisis de deuda soberana y las crisis de deuda soberana han llevado a crisis bancarias, llevando a una creciente desconfianza de los sistemas bancarios nacionales y de las finanzas gubernamentales. Esta situación está agravada por el hecho de que los inversionistas internacionales, motivados por el temor al colapso total, han retirado el financiamiento a países en problemas, a los gobiernos y a los bancos”, indica.

Continúa: “Sólo rompiendo el vínculo entre el refinanciamiento de los bancos y la solvencia de los gobiernos nacionales será posible estabilizar la oferta de crédito en los países en crisis”.

Tienen razón, por supuesto, pero los “Sinners” claramente tienen la mano ganadora en la opinión pública alemana. Me está resultando muy difícil idear escenarios plausibles donde sobreviva el euro.

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