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Analistas 10/05/2015

Algunas viejas ideas siguen teniendo bastante sentido

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Por un lado se tiene a la Gente Muy Seria (GMS); los políticos, personalidades de los medios y gente del tipo de grandes hombres de negocios que gustan de opinar sobre asuntos públicos. En el otro lado están los economistas convencionales (EC). Entonces, hablamos de la GMS contra los EC.

Al hablar sobre “sabiduría recibida” en una publicación reciente en su blog (disponible aquí: bit.ly/1bveDF1), el Sr. Wren Lewis se enfoca en los puntos de vista de los departamentos de política de los bancos centrales. Me gustaría tender la red de forma un poco más amplia, lo que significa que tenemos que decir qué significa “convencional”. No pienso que quiera basar esta definición en publicaciones en revistas; lo que quiero decir con EC, más vagamente, es economistas que rutinariamente opinan sobre cuestiones de política (por lo que tienen cierto sentido de la realidad) pero que no necesariamente son defensores contratados de una postura u otra. Afortunadamente, ahora tenemos sondeos regulares de economistas que coinciden con esa descripción, tanto de la Escuela de Negocios Booth, en Estados Unidos, como del Centro de Macroeconomía, en Gran Bretaña.

Ahora, mucha gente se imagina que la visión de la GMS debe basarse en (o al menos ser consistente con) lo que los EC están diciendo. Mucha gente con la que hablo lo cree, para bien o para mal. Creen que la obsesión con la deuda y los déficits debe ser correcta porque “todo mundo” la comparte, o alternativamente, que la profesión económica es responsable de esta obsesión destructiva.

Pero es importante entender que estas visiones no son correctas, para nada. En cuestiones sobre estímulo y austeridad, en particular, lo que la GMS cree saber discrepa bastante con la economía convencional. En Estados Unidos, toda la gente importante sabe que el estímulo de Obama fracasó, mientras que todos los economistas convencionales creen (basados en evidencia real) que tuvo éxito. En Gran Bretaña, toda la gente importante sabe que la austeridad impulsó la economía, mientras que solo una pequeña minoría de economistas convencionales coincide.

Sobra decir, los economistas convencionales podrían estar equivocados. Ciertamente se han equivocado antes (muy pocos, por ejemplo, se tomaron en serio la posibilidad de un pánico financiero en el mundo moderno). Pero en general, los EC han sido bastiones de sensatez aproximadamente durante estos últimos siete años en comparación con el mundo político, y entendiblemente ha sido así. Mientras que las ideas económicas heterodoxas ocasionalmente resultan correctas, los ministros de finanzas son el último grupo de personas que queremos que seleccionen y escojan qué nuevo documento de investigación debería hacer de base de una política.

Entonces, por favor, tengamos la mente abierta para las nuevas ideas. Pero deberíamos recordar que el mundo estaría mucho mejor ahora si se hubiera seguido la ortodoxia económica.

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