Para transformar hay que colaborar

Cada vez es más claro para las Instituciones de Educación Superior (IES) que ellas constituyen un actor muy importante a la hora de pensar en lo que puede ser el desarrollo social de las comunidades, organizaciones y territorios, es decir allí donde efectivamente ejecutan su acción educativa e investigativa.

El rol que hoy tiene la educación superior, desde sus funciones sustantivas, con innovación y creatividad, en la renovación, reconstrucción y desarrollo de las ciudades y municipios de Colombia es inmenso y muy necesario. La pregunta que debería ocupar la gestión de un líder universitario, junto con su comunidad académica es ¿qué tanto el renacimiento de Colombia puede estar ligado a su quehacer universitario?

Colombia ha vivido por muchos años en su desarrollo educativo superior un freno en la presencia de sus IES en territorios o regiones.

La concentración de estas en las grandes urbes del país es una de las tantas causas, entre otras, que no han ayudado a que el acceso y la cobertura sea mayor y que realmente se llegue a los lugares más necesitados para que el conocimiento sea puesto al servicio de las necesidades de sus poblaciones. La realidad ha movilizado en estos últimos años a algunas IES, no todas, a desarrollar sus proyectos con perspectiva regional o territorial conscientes de que esta será una de las tantas estrategias que deberán acompañar el desarrollo y el bienestar de los colombianos hacia una mayor equidad y movilidad social de sus comunidades.

Hoy se comienza a pensar y actuar en la contribución activa a través de la propuesta educativa y la investigación aplicada, para esa transformación de los territorios y ciudades empobrecidas.

La misión u objetivo de una IES en el presente de nuestra historia mundial y local es poder ofrecer conocimiento que permita mejorar, comprender o investigar cuestiones de interés público en las que todos los socios sociales se hacen partícipes activos de la colaboración en el proceso de alcanzar la solución frente a la necesidad y gozar de los beneficios comunes de esta misma.

Las IES han adquirido en el tiempo una gran convicción alrededor de su misión educativa, que en algunas ocasiones, por estar embebidas en ellas mismas se les ha olvidado, pero que hoy recuperan con claridad y firmeza para sentirse responsables de las necesidades del mundo y de sus comunidades en particular, al tiempo que apuntan a una comprensión de la colaboración que va más allá de las redes exclusivamente académicas de docencia e investigación y que por el contrario incluye a las propias comunidades.

También esta realidad les ha llevado a reorganizarse de manera multidisciplinar, dejando viejas prácticas de “compartimentos estancos” de áreas de conocimiento y a reinventar nuevas metodología de trabajo.

Valdría la pena que la política pública colombiana, a través de sus diversas instituciones de fomento, especialmente en el componente investigativo, propenda por incentivar con apoyos importantes, para que las IES direccionen sus equipos docentes e investigativos a trabajar en colaboración con los líderes comunitarios y así poder facilitar la recuperación del tejido social y económico de la región.

Los líderes y comunidades territoriales son socios en la co-creación de conocimiento; sus saberes recogen muchas experiencias que no pueden perderse en el tiempo, porque son base significativa para el desarrollo investigativo y de impacto transformador.