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Analistas 09/07/2022

Nuevo contrato social para la educación

P. Harold Castilla Devoz
Rector General de Uniminuto

Varios son los enfoques desde los cuales podemos mirar la realidad e interpretarla. El enfoque que propongo consiste en hacer nuestras las palabras del Papa Francisco, en su discurso a la Curia Romana en diciembre de 2019: "…este tiempo que estamos viviendo no es sólo un tiempo de cambio, sino un verdadero cambio de época.

Estamos, pues, en uno de esos momentos en que los cambios ya no son lineales, sino apócales; constituyen opciones que transforman rápidamente nuestra forma de vivir, de relacionarnos, de comunicarnos y de pensar, de comportarnos entre generaciones humanas y de entender y vivir la fe y la ciencia. A menudo ocurre que experimentamos el cambio simplemente poniéndonos una nueva prenda y permaneciendo, en efecto, como estábamos antes.”

¿Qué suponen estos cambios para la educación superior? ¿Cuáles son las opciones que debemos tomar para responder a los desafíos que enfrenta la formación de seres humanos integrales y el logro de un mundo más incluyente? La educación superior global se encuentra en una encrucijada inimaginable. Todo esto se da en el contexto de una sociedad tambaleante ante múltiples crisis: el cambio climático y la consecuente pérdida de biodiversidad, la profundización de las desigualdades económicas y sociales, las economías afectadas por la inflación y amenazas de recesión, las contracciones de la democracia con el avance de populismos de derecha e izquierda, el aumento de los imperialismos competitivos y los persistentes conflictos armados.

En medio de todo ello, la educación superior se enfrenta a su propia encrucijada: expansión con disparidades duraderas, cambios en los enfoques de financiación, interrupciones tecnológicas, internacionalización desigual, creciente complejidad de los marcos de rendición de cuentas e intensificación de las luchas por el andamiaje epistémico que durante mucho tiempo ha sancionado las exclusiones de vastos segmentos de los conocimientos globales, creando jerarquías imaginadas de la humanidad, historias de opresión, explotación y marginación, reproducción de las desigualdades sociales y las fijaciones duraderas con el crecimiento económico, el consumo y la avaricia a expensas de la naturaleza.

Se requiere un nuevo contrato social para la educación superior como parte de un nuevo pacto de solidaridad humana y sostenibilidad ecológica. Bajo tal contrato, la educación superior se convierte en un bien público que promueve las alfabetizaciones ecológicas, interculturales, interdisciplinarias, internacionales y de información, así como las colaboraciones y asociaciones dentro y entre instituciones y países.

De igual manera, adopta los principios de los derechos humanos de equidad, diversidad, justicia social, solidaridad y el respeto por la vida, la interconexión y la responsabilidad colectiva; y a su vez, defiende los principios de investigación, pensamiento crítico y creatividad, libertad académica y gobernanza compartida, inclusión, equidad y pluralismo, de integridad y ética, compromiso con la sostenibilidad y la responsabilidad social, y la excelencia a través de la cooperación en lugar de la competencia. Este nuevo contrato requiere incorporar nuevas pedagogías y enfoques del plan de estudios, del compromiso con los profesores y estudiantes, de una nueva visión de las Instituciones de Educación Superior (IES) y de una actualizada apreciación de los tiempos y espacios de la educación.

Se hace necesario lograr que este contrato promueva las pedagogías de la solidaridad y la cooperación que permitan darle forma a una nueva manera de organizar el mundo, donde exista la integración permanente de la humanidad y el resto del planeta viviente.

Para alcanzar lo anterior, es fundamental el desarrollo de un aprendizaje activo, colaborativo y participativo, orientado a problemas, y experiencial, que fomente las competencias y habilidades del siglo XXI. De igual forma, debe ser un instrumento que incentive la ética y apoye a los estudiantes para que sean mejores ciudadanos, con mayores capacidades personales y profesionales, y con una profunda conciencia y convicción de sus responsabilidades sociales, políticas y ambientales.

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