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Analistas 10/03/2023

Nueva referencia para la educación superior

P. Harold Castilla Devoz
Rector General de Uniminuto

Es posible que, en este contexto, algunas IES hayan desvirtuado su rumbo esencial en coherencia con los propósitos misionales para la cual han nacido

En los últimos años el sector educativo terciario se ha visto interpretado por una serie de mediciones internacionales que han pretendido ubicar o categorizar a las Instituciones de Educación Superior (IES) en lo que algunos autores han denominado “universidades de clase mundial”. Esto ha sido definido bajo una serie de criterios e indicadores que configuran rankings, los cuales buscan medir e identificar qué tipo de Institución se es y, desde esta definición, ser valoradas en perspectiva de marca (atracción de futuros estudiantes, visibilidad, prestigio o reputación) o con otros fines, como ser beneficiarias de recursos gubernamentales.

Esta realidad no deja de ser vista como parte del ecosistema económico-comercial del sector educativo que ha dado oportunidades a distintos actores para configurar sus propias propuestas, con distintos enfoques, para ejecutar las clasificaciones, pero al mismo tiempo como una opción de negocio lucrativo para estos. Es posible que, en este contexto, algunas IES hayan desvirtuado su rumbo esencial en coherencia con los propósitos misionales para la cual han nacido y han desarrollado su proyecto educativo, disminuyendo su verdadero impacto social y su acción fundamental en el aprendizaje innovador de los estudiantes, por simplemente atender metodologías que sustentan estos rankings.

Teniendo en cuenta esta realidad, se comienza a dar otra mirada a la propuesta educativa y la razón de ser de las IES. Hoy es importante otro paradigma, otra referencia, la visión alternativa que explora caminos creativos, innovadores, para que las IES concentren su misión y cultura académica en expandir su relevancia en las sociedades que les dan vida y propósito. Con este fin, no se trata de renunciar a indicadores internacionales de calidad académica, sino que estos estén al servicio del objetivo misional, que es más amplio y hace que las IES sean más coherentes socialmente hablando, siendo organizaciones que verdaderamente ayuden a que las personas, comunidades y territorios encuentren mejores condiciones de desarrollo y bienestar.

Todos estos factores brindan la oportunidad de repensar y ampliar la misión y las actividades de las IES con innovaciones que buscan tanto reformas internas como un mayor compromiso con las sociedades a las que pretenden servir. Un modelo que posibilita a las IES ser integrales para desarrollar su liderazgo en el sistema educativo superior nacional y, al mismo tiempo, impactar más socialmente. El paradigma alternativo nos lleva a hablar hoy de un ecosistema con una mirada puesta en su propósito superior que se traduce en generar un mayor impacto en la sociedad, haciendo las mayores y mejores transformaciones de la vida de las personas y de los territorios de Colombia. Sin renunciar a la visión global que toda IES debe introducir en su misión, es significativo que estas se sientan ligadas a la gente y sus realidades, en las localidades y regiones, para ser dinamizadores clave de la movilidad social de las personas, del desarrollo económico de los territorios y de la realización cultural de una vida mejor para aquellos a quienes están destinadas a servir.

Como nunca en otro momento de la historia del sistema educativo superior colombiano, las IES deberían estar más preocupadas por ser agentes en la transformación de los contextos, y fomentar ese liderazgo, con sentido cívico y sensibilidad social en sus estudiantes y egresados, generar y apropiar socialmente conocimiento, e impulsar la innovación y la autorreflexión social. Por lo tanto, las IES no son instituciones estáticas sino en evolución, y sorprendentemente productivas, que juegan un rol cada vez más central en la sociedad y el mundo.

El nuevo modelo de IES visualiza la misión en su doble dimensión: instituciones que no solo cumplen con los estándares de calidad en el desarrollo de las funciones sustantivas, sino que también responden de manera creativa e innovadora, y con pertinencia, a las necesidades sociales más sentidas y profundas del país. Se trata, finalmente, de buscar la excelencia en todos los componentes del sistema educativo pero no como un fin en sí mismo sino para impactar más socialmente, y transformar positivamente vidas.

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