.
Analistas 28/04/2025

Bruselas, en el radar de nuestras empresas

Núria Vilanova
Presidente de ATREVIA

Llegar a conocer y saber desenvolverse en Bruselas, sede de las instituciones de la Unión Europea, hoy, más que nunca, es una necesidad para que las empresas no pierdan competitividad en el mundo que se está configurando. Lo que allí ocurre y lo que allí se decide acabará afectando directamente a la economía, al comercio, al empleo y a las empresas de Colombia y de toda Latinoamérica.

Precisamente, Colombia acogerá el 9 y el 10 de noviembre la cuarta cumbre UE-Celac. Y lo hará en Santa Marta, que conmemora el quinto centenario de su fundación. No es casualidad. Se quiere resaltar que la relación entre América Latina y Europa se remonta a 500 años y que, aunque haya pasado por distintas fases, está iniciando un nuevo periodo marcado por un acercamiento mutuo; por la necesidad de entenderse y no quedar aislados en el nuevo mapa geopolítico.

Después de casi una década sin convocarse, solo han transcurrido dos años desde la celebrada en 2023 bajo la presidencia de turno de España de la UE, ya hay una nueva cita que confirma que ese interés no es pasajero y se está acelerando. Desde entonces se ha puesto en marcha el Global Gateway de la UE para Latam, que suma 45.000 millones de euros de inversión, facilitando la transferencia de tecnología, y el apoyo en las transformaciones ‘verde’ y digital.

Solo en los últimos meses se ha firmado el acuerdo UE-Mercosur, pendiente de ratificación; han concluido las negociaciones UE-México para modernizar el vigente Acuerdo Global Bilateral de 2000; ha entrado en vigor el renovado acuerdo UE-Chile. Y también el nuevo acuerdo UE con Perú y Colombia.

Hasta un 94% del PIB de Latinoamérica está bajo el paraguas de tratados comerciales con la UE, reforzando esa necesidad de las empresas latinoamericanas de establecer contacto con Bruselas. La Unión es la tercera economía mundial y destaca por su gran capacidad para generar riqueza: Con solo 5,6% de la población mundial genera 15% del PIB del planeta; un espacio económico de cerca de 500 millones de consumidores.

Por su parte, Latam reúne las condiciones para ser ese socio que busca la UE tanto para garantizarse suministros estratégicos en sectores como la alimentación, la minería o la energía; así como para ampliar mercados para sus productos. Además, cuenta con unos indicadores macro de inflación y deuda estabilizados y un mercado potencial de 640 millones de habitantes.

Ahora bien; la UE tiene reglas del juego complejas, con un sistema de toma decisiones con sus propios tiempos y múltiples actores, incluidos 27 gobiernos. No basta con poner Bruselas en el radar. Hay que tener quien nos guíe y nos indique cuándo, cómo y dónde hay que actuar; o cómo ganar aliados que hagan suyos las demandas y propuestas de nuestras compañías. La diferencia puede ser una norma asumible o no, como la que obliga a las empresas que quieran vender en la UE productos derivados del café, el cacao, la ganadería o la madera a que certifiquen que no se han provocado daños forestales, entre otros aspectos

Siempre digo que necesitamos más empresas ‘multiberoamericanas’, sobre todo que den el salto de Latam a España, para allí expandirse por toda Europa. Tener éxito en esa aventura pasa por Bruselas: 53% de las leyes aprobadas en España entre 2019 y 2024 derivan directamente de normativas de la UE. Y es que las compañías también tienen que asumir el multilateralismo a la hora de hacer negocios. La UE ha despertado y Bruselas debe estar en los mapas de estrategia e inteligencia de nuestras organizaciones.

Conozca los beneficios exclusivos para
nuestros suscriptores

ACCEDA YA SUSCRÍBASE YA

MÁS DE ANALISTAS

ÚLTIMO ANÁLISIS 24/05/2025

Dos fuerzas opuestas e irreconciliables

La globalización es una apertura total al conocimiento, pero el globalismo es la lucha digital por la dominancia en términos de poder y se opone al progreso de la civilización entera

ÚLTIMO ANÁLISIS 24/05/2025

Presupuesto electoral, deuda para todos

La complejidad, la carga desproporcionada y la baja legitimidad del sistema fiscal colombiano desalientan la inversión y minan la confianza ciudadana