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ANALISTAS 18/01/2025

2024, el más seco de los últimos 55 años

Natasha Avendaño
Gerente de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá
NATASHA-AVENDAÑO

En septiembre del año pasado, en este mismo espacio, informé con mucha preocupación que agosto de 2024 fue el mes más caluroso en el Sistema Chingaza desde 1968, año en el cual la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá -Eaab- comenzó a medir las precipitaciones en el páramo y mencioné cómo 1995 había sido el año más seco históricamente registrado. Hoy, lamentablemente, debo confirmar que 2024 se llevó el primer lugar.

Esta situación es alarmante si tenemos en cuenta que 50% del agua que consumimos en Bogotá y en varios municipios de la sabana proviene del sistema Chingaza. Si bien las medidas de restricción y la responsabilidad de la ciudadanía al cambiar sus hábitos de consumo en 2024 contribuyeron a que hoy tengamos más de 23 millones de metros cúbicos de agua que el año pasado, 22% adicional, nos inquieta evidenciar que el cambio climático es una realidad y que la variabilidad de las lluvias está generando una incertidumbre en el comportamiento de las afluencias con respecto al histórico de medición.

Al ser una Empresa técnica, nuestros análisis se basan en cifras y es a partir de estos resultados que se definen los niveles de alerta y se toman las decisiones. En 2024 las afluencias fueron de 8,74 metros cúbicos por segundo (m3/s) una cifra muy por debajo de los caudales de 2023 que registraron 10,19 m3/s. Peor aún si comparamos esta situación con la registrada en 1995 cuando los aportes hídricos llegaron a 8,75 m3/s, pero con una enorme diferencia: ese año Bogotá tenía alrededor de cuatro millones de habitantes menos y en 1994 hubo un registro de abundantes lluvias que permitieron afluencias de 13,52 m3/s, escenario que contribuyó a que la ciudad no tuviera que enfrentar una coyuntura como la que estamos viviendo hoy.

Durante los últimos 55 años, los caudales de la medición en el Sistema Chingaza han sido en promedio de 11,89 m3/s, lo que significa que el año pasado tuvimos un déficit de 3,15 m3/s, con respecto al histórico. Sin embargo, ahora estamos mucho más preparados que hace un año, pues gracias a que la optimización y modernización de la planta Tibitoc está ya en la recta final, disminuimos la presión sobre Chingaza y hemos logrado traer más agua del Agregado Norte.

Este proyecto es crucial para la actual coyuntura de racionamiento de agua porque garantiza que, una vez concluyan todas las obras en el segundo semestre de este año, el suministro de agua desde la planta Tibitoc será de 10,5 m3/s, o incluso de 12 m3/s en picos de alta demanda.

Aunque nos faltaron lluvias para estar tranquilos y la hidrología nos indica que nos quedan dos meses secos, desde la Empresa continuaremos trabajando en soluciones reales que nos permitan culminar, de una vez por todas, con el esquema de racionamiento. Y, mientras finalizan las obras, acudo nuevamente a su compromiso y a su sentido común para hacer un uso responsable del agua, porque es así como vamos a salir avante de este enorme reto que nos dejó el cambio climático.

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