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ANALISTAS 15/01/2025

A qué le digo sí

Natalia Zuleta
Escritora y speaker
Natalia Zuleta

Los ejercicios de inicio de año siempre son interesantes. Los hay de todas las clases: rituales, listas de propósitos, compromisos extremos con cambios de hábitos repentinos, promesas silenciosas de cambio, tratados extensos de manifestación, mapas de sueños, el listado es interminable. Cosas que queremos desterrar de nuestra vida y otras a las que queremos definitivamente y en mayúscula dar el SÍ. Esa ansiedad del cierre de un ciclo y el inicio de uno nuevo nos sintoniza con una energía poderosa para tomar acción y conectarnos con la necesidad de cambio, un cambio que nos permita evolucionar y crecer, ser mejores personas. Como profesora de Mindfulness y Meditación y maestra de Kundalini Yoga, creo firmemente en la importancia de los rituales y en su efecto en el proceso de crecimiento espiritual. Estos se convierten en una oportunidad de visualizar de manera creativa cómo queremos que sea nuestra vida. En el fondo todos los seres humanos compartimos ese deseo interior de crecen y mejorar. El inicio del año es esa pausa que nos permite respirar para mirarnos y hacer compromisos valiosos con nosotros mismos.

Quiero confesarles que para mí una de las prácticas más poderosas es la meditación y la escritura. Estas dos combinadas son un escenario de creatividad emocional e intelectual. Por medio de la meditación conectamos con nuestra conciencia y vemos el presente como es, sin juicio ni deseos de cambiarlo sino con el amor y la compasión para entender los malos hábitos mentales. Nuestra respiración abre espacios para la exploración interior de emociones, pensamientos y sensaciones. Y la escritura actúa como catarsis espiritual de lo que vemos al meditar. Cuando hacemos conciencia de nuestro corazón y mente como dos poderosas herramientas de evolución encontramos la verdadera sabiduría y entendemos con una mayor amplitud todo lo que nos pasa como parte del flujo constante del universo y de su impermanencia. Aprendemos a no aferrarnos a las experiencias, los deseos y las personas y empezamos a acariciar un sentimiento de libertad muy importante. En esos instantes de conciencia y flujo es en donde nace la verdadera felicidad, cuando nos sentimos parte de la existencia, cuando hay interconexión con todo lo que existe.

Cuando escribimos acerca de nuestras emociones y pensamientos, el papel actúa como una suerte de espejo que nos permite ver las cosas con una perspectiva más profunda. Al escribir acerca de nuestros sueños, deseos o metas podemos visualizar acciones para hacerlos realidad. Suena romántico o tal vez común pero es cierto. La escritura es a nuestra mente lo que un gimnasio puede ser para nuestros músculos.

En esta oportunidad decidí que mi primer día del año sería simbólico que lo que quisiera que fueran los próximos 365 días. Una especie de cabañuela espiritual. Entonces empecé con una kriya (set de posturas) de Kundalini Yoga para la liberación. Mi deseo es liberarme de viejas creencias, dolores y pensamientos que siento que me pesan y me frenan muchas veces hacer cosas. Después de esta serie decidí hacer una meditación para conectar con mi ser futuro. Una poderosa experiencia para centrar la mente a partir de la respiración y la conciencia del cuerpo y a través de él la proyección de cómo quisiera que se viera diciembre de 2025. Curiosamente a partir de esta meditación surgió la necesidad de hacer una lista de todas las cosas a las que le diré que si durante este año. Este fue un ejercicio bastante poderoso para sintonizarme con la energía de mi corazón como fuente de sabiduría. Al hacer este listado pude verme al espejo, agradecer y saber qué es lo realmente importante para mí. Los seres humanos necesitamos de este tipo de rutinas y espacios para repensarnos, para mirarnos desde diferentes perspectivas y reconocer que somos afortunados pues podemos crecer y aprender constantemente en un camino que nos enseña lo que significa la verdadera felicidad. Yo he decidido decirle que sí a todo lo que esté en coherencia con este deseo. Al decir sí nuestra mente se abre a una energía expansiva.

Les comparto mi lista de SÍ a: tomar riesgos, probar algo nuevo, hacer cosas que nutran mi espíritu, escribir mi quinto libro, aprender a decir que no, consentirme y cuidarme, amarme profundamente, meditar, hacer yoga y ejercicio, viajar, no tenerle miedo a tomar decisiones, dar mucho amor, comer saludablemente, bailar más, expresar mi gratitud, enseñar meditación y midnfulness, hacer del mundo un lugar mejor y fortalecer mi negocio espiritual. ¿Le dirían que sí a este ejercicio? Los invito a hacerlo.

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