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Analistas 23/09/2022

El péndulo de la reforma pensional

Mauricio Olivera
Vicerrector Administrativo y Financiero UniAndes

La semana pasada ocurrieron dos hechos importantes relacionados con la reforma pensional. Por un lado, el presidente de Asofondos escribió una columna refutando algunas de las fallas del Régimen de Ahorro Individual que, basado en un profundo análisis de Carmelo Mesa-Lago para América Latina, reporté en una columna de este diario. Por otro, el presidente Petro reafirmó su objetivo de fortalecer el sistema de pensiones no contributivo entregando $500.000 mensuales a tres millones de adultos mayores que no tienen pensión, afirmando que este monto se financiaría a través de una reforma que buscaría que parte de los recursos cotizados en los fondos privados se hiciera en Colpensiones.

Un lado defiende el Régimen de Ahorro Individual (Rais) y el otro busca disminuir significativamente su participación, si la reforma de pilares busca que todas las cotizaciones de hasta cuatro salarios mínimos se hagan en Colpensiones. Más de 90% de trabajadores en Colombia gana menos de este salario, así que muy pocos cotizarían en los fondos privados.

Es una discusión de extremos. Afirmar que en los fondos privados la tasa de remplazo, es decir, el porcentaje del salario que se convierte en pensión, es de 80%, pone en duda por qué tantos colombianos quieren trasladarse a Colpensiones si su pensión sería más alta en su fondo privado. Obviamente, si se usa un cálculo técnico en el cual se incluye la pensión de salario mínimo, que por la Constitución Política no puede ser inferior al salario mínimo (es decir, su tasa de remplazo es 100%), la tasa total puede ser de 80%. Pero eso se cumple por la Constitución, no por las bondades del régimen de ahorro individual. Lo mismo ocurre con la comisión y el seguro previsional. De 16% del salario cotizado tres puntos porcentuales se destinan a esos rubros; es decir, 19% del monto cotizado. La columna deja la sensación que el Rais funciona de manera adecuada y no es necesario ni revisarlo y ni reformarlo.

Por su parte, aunque no ha sido explícito, el gobierno parece proponer que la mayoría de los recursos que se cotizan en los fondos privados deberían cotizarse en Colpensiones, con el fin de abrir un espacio fiscal de $18 billones para la pensión no contributiva de $500.000. Además, hace falta tener en cuenta cerca de 1,5 millones de adultos mayores adicionales que reciben $80.000 a través de programa Colombia Mayor, monto que debe aumentarse hasta $500.000. La reforma puede traer un mayor flujo actual de recursos para Colpensiones pero genera una deuda futura enorme. Además, disminuye la participación de los fondos privados.

Como lo he dicho en esta columna varias veces, cualquiera de los extremos es insostenible. Si la reforma deja solo el régimen de Colpensiones, el sistema pensional es insostenible financieramente porque los subsidios son muy altos. Si deja solo el régimen de los fondos privados, es insostenible socialmente porque las pensiones son bajas. Este péndulo de posiciones extremas entre mercado y Estado no permite discusiones técnicas para diseñar una reforma que lleve al sistema pensional colombiano a un equilibrio financiero y social para las generaciones actuales y futuras. La reforma necesita los dos regímenes, el de Colpensiones y el de los fondos privados, pero revisados y reformados.

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