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Analistas 26/07/2022

Invertir en proyectos sociales

María Paulina Gómez
Líder de programa de SIBsCO
Analista LR

Es un hecho que para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) se necesita coordinar a toda la sociedad; los estados por sí solos, como lo señala enfáticamente las Naciones Unidas, no bastan para cumplir con las metas pactadas en la agenda 2030. La alerta nace de la brecha de financiamiento de proyectos de desarrollo, que requiere “miles de millones”, se tiene que enfrentar con crecimiento y competitividad, así como con más capital privado dedicado a financiar el desarrollo social. La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo estima que para cumplir los ODS en 2030 se requieren entre 3,3 y 4,5 billones de dólares anuales en países en desarrollo. Ante este gran reto, los mecanismos de pago por resultados, y en particular los Bonos de Impacto Social (BIS), son opciones que nos acercan a estas metas pues son vehículos innovadores que permiten sumar esfuerzos de manera eficiente entre el sector público y privado para lograr financiación con resultados

De una manera más simple, en cada uno de estos BIS, el gobierno y la cooperación internacional se comprometen a pagar un valor por lograr resultados específicos de objetivos sociales. Por ejemplo, se comprometen a pagar un valor por cada empleo formal colocado, por cada pospenado reinsertado en la sociedad o por cada punto porcentual de reducción de embarazo adolescente en una comunidad. Con ese dinero que paga el gobierno por lograr resultados, los inversionistas de impacto ponen los recursos requeridos para que los operadores puedan financiar sus actividades. Por ejemplo, en el Bono ‘Empleando Futuro’ que se estructuró en Colombia en 2016, inversionistas de impacto como Fundación Corona, Fundación Mario Santodomingo y Fundación Bolívar Davivienda financiaron a operadores como la ONG Volver a la Gente para que pudieran formar personas de población vulnerable y ayudarlas a encontrar un empleo formal y mantenerse en él por varios meses.

En los BIS, es el inversionista quien asume el riesgo de que no se logren los resultados. Esto permite que el Estado cuide mejor los recursos de los contribuyentes, que haya más transparencia en el proceso presupuestal y que toda la conversación se enfoque en los resultados urgentes que requiere la población vulnerable en Colombia.

Con este mecanismo gana el gobierno, que tiene más capacidades, da los incentivos correctos y aprovecha todo el potencial de los privados para servirles mejor a sus ciudadanos. También ganan los operadores, que pueden financiar sus actividades de una forma efectiva. Y, por supuesto, también ganan los inversionistas, quienes pueden usar su dinero para lograr objetivos sociales, contribuir al cumplimiento los ODS y, cuando son exitosos, recibir un retorno razonable respecto del capital invertido. Pagar por resultados, como los Bonos de Impacto Social, son un nuevo modelo en el país, en el que venimos trabajando de la mano diferentes entidades, es un mecanismo que aún es desconocido por otros actores y que vale la pena poner en el panorama actual de desarrollo al que, sin duda, le apuntan todos los sectores.

Por último, me gustaría resaltar que si bien el programa Sibs.co, financiado con recursos del BID LAB y SECO (la Cooperación Económica y Desarrollo de la Confederación Suiza) y administrado por la Fundación Corona, ha promovido estos mecanismos para acelerar el desarrollo en Colombia y apostarle a la competitividad, Hoy las empresas, las personas y los gobiernos quieren y deben trabajar de la mano para tener un mundo sostenible y un país más desarrollado, realidad en la que los Bonos de Impacto Social son una excelente oportunidad para lograrlo.

Nota: el próximo jueves a las 10:00am este diario va a hospedar un foro sobre este tema. Los inversionistas en los Bonos de Impacto Social nos van a contar su experiencia en Colombia. ¡Los esperamos!

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