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Analistas 18/07/2017

Será la economía, estúpido

Marc Eichmann
Profesor MBA Universidad de los Andes
Analista LR

En una pubertad preelectoral en la que los precandidatos aún no definen su perfil y su personalidad ante los electores, las alianzas políticas son todavía incipientes y la estrategia sigue siendo más importante que la táctica para posicionarse en el pelotón, se imponen en el ruedo político temas de discusión actuales, pero no necesariamente relevantes, en el debate de quien será el futuro presidente colombiano.
El primer gran tema que los medios tienen posicionado es el del futuro del acuerdo de paz. Asumen que los votantes escogerán su candidato basados en el respeto que tenga a lo negociado en La Habana, sin tener en cuenta que, a partir de que el congreso le quitó al constituyente primario la atribución de definir la conveniencia de los acuerdos, el pueblo ya perdió el interés en un tema en el que terminó sacado de la fiesta.
Otro tema que se ha planteado como crítico para el futuro de las aspiraciones presidenciales, inflado populistamente por medios de comunicación irresponsables, es el enfrentamiento del Presidente Santos, como representante de la coalición de gobierno y de la clase política tradicional corrupta, y, del Senador Uribe, con una imagen de político que ha irrespetado las leyes colombianas. Si bien la mayoría de los medios, que se encuentran en una situación económica complicada por la irrupción de competencia en internet, han respaldado al primero, de pronto por los importantes recursos de la publicidad estatal en sus estados financieros, las cifras de popularidad no mienten con respecto a quien le cree la mayoría de los colombianos.
A pesar de la importancia que tienen los temas que se abordan hoy en los medios de comunicación, para cuando se definan las elecciones de primera y segunda ronda, los temas de discusión serán otros. El acuerdo de paz entrará en una fase de soponcio en la cual la opinión pública perderá todo interés en el tema ante la aparente irrelevancia del mismo en la realidad diaria y, los candidatos empezarán a tener personalidad propia que alejará el nefasto enfrentamiento entre expresidentes.
Con una economía que se deteriora, la postura de los candidatos con respecto a la paz y el enfrentamiento Uribe-Santos pasarán a segundo plano. La frase de cabecera de la campaña de Bill Clinton en la campaña electoral de 1992 contra George Bush, “es la economía, estúpido”, que lo llevó a convertirse en presidente de los Estados Unidos, será absolutamente relevante en la definición de las elecciones colombianas de 2018. Con una crisis económica que se profundiza poco a poco por los efectos nefastos de una reforma tributaria que ahoga el consumo y la actividad empresarial, precios de los bienes básicos que no se recuperan y, medidas populistas, o falta de medidas fiscalmente responsables sobre el gasto pensional, el empleo y el bolsillo del votante definirán las preferencias de los votantes.
Cuando a los votantes se les afecta su bienestar en el día a día su capacidad de compra no hay argumento político que valga. El candidato que logre a los convencer a los votantes, por medio de su discurso, su postura ante la corrupción y sus credenciales, que podrá reactivar la economía, tendrá una muy buena oportunidad de ser el próximo presidente de Colombia. Afortunadamente, si el pueblo escoge con este criterio, habrá escogido bien.

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