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Analistas 18/04/2018

Tercera Guerra Mundial, ¿en serio?

Manfred Grautoff
Consultor de seguridad nacional

Las fuerzas que combaten al régimen de Bashar Al Assad desde que comenzó la primavera árabe en 2011, que buscaba dar apertura democrática a Siria, están acorraladas contra la franja occidental del país. Desde que comenzó la guerra civil hace siete años, 500.000 personas han perdido la vida y seis millones huyeron en busca de una mejor vida, sin embargo, lo que han encontrado en Europa, Estados Unidos y países árabes vecinos es rechazo y xenofobia, lo que alienta el odio de la población árabe por occidente. Esto, ha significado que surjan movimientos radicales islamistas que han ocasionado violentos atentados terroristas en Francia, Alemania, Bélgica y Holanda.

En 2013, Barack Obama lanzó la advertencia que si se empleaban armas químicas, Estados Unidos actuaría sobre Siria. Efectivamente Assad ejecuto operaciones contra posiciones rebeldes empleado gas sarín, entonces nada sucedió, lo que alentó para que la brutalidad del régimen arreciara. Hoy cuenta con el beneplácito de Rusia, no solo diplomáticamente, sino con equipamiento militar y hombres desplegados en terreno. De esta forma, el país que gobierna Vladimir Putin mantiene un bastión en Oriente Medio, además de controlar los yacimientos de gas y oleoductos sirios.

Cuando el Presidente de Estados Unidos en ese entonces, decidió no hacer nada, lanzó la señal de que sus amenazas eran no creíbles, cedió espacios geopolíticos y perdió el equilibrio de poder para controlar zonas devastadas por la violencia y el caos, a pesar, que Rusia desde que se derrumbara el muro de Berlín en 1991, tiene degradadas sus fuerzas militares ante una superpotencia como Estado Unidos.

Los eventos que siguieron en Siria fueron la recuperación del territorio por parte del régimen de Assad, los grupos de resistencia están en desbandada y a la fecha solo controlan 30% del territorio. En 2017, fue lanzando armamento químico en Jan-Sheijun zona que controlaban los insurrectos y esta vez, la administración Trump respondió con un bombardeo a la base aérea de Shayrat. Esa respuesta militar mostró al mundo lo que ya sabían los analistas militares, que el gobierno ruso había impuesto su voluntad sin poseer capacidades estratégicas. Hace tres días, las fuerzas norteamericanas volvieron a bombardear las plantas químicas de Siria, como retaliación por el empleo por parte del régimen sirio de gas de cloro contra la ciudad de Douma.

Lo evidente es que la guerra fría ha regresado, solo que esta vez, los rusos tendrán que confrontar con ataques diplomáticos e informáticos que van a colocar en apuros al Presidente de Estados Unidos por la infiltración rusa en la campaña presidencial de 2016. Por su parte, en Siria las cosas continuarán exactamente iguales, la tercera guerra mundial no se va a desatar por un bombardeo táctico limitado, pero se está cocinando a fuego lento una agresión contra el Estado de Israel desde el fango de la guerra civil Siria.

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