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En estas fechas de reflexión para honrar a tantas familias indefensas que han tenido que sufrir el dolor incurable y la indignación humillante que produce la impunidad a manos de una justicia faltona, y el sabor amargo de la compensación solo para los victimarios exentos de castigo, les comparto a los lectores el link (PDF) del libro completo GLORIA LARA “LA FLOR DE LA ESPERANZA”, escrito por Luz María Echeverri Lara hija de Gloria Lara Perdomo y Héctor Echeverri Correa. Link del libro: https://drive.google.com/file/d/1i72kyNuMmHdWfB5S4nMH-Zsoe1i9s5_g/view?usp=sharing Link al video resumen del caso familiar: https://www.youtube.com/watch?v=vWEd7ngCFe8
La historia que nos presenta este gran trabajo de investigación periodística rigurosa como pocos se han hecho, fue publicada inicialmente en marzo de 2006, pero ha sido ignorada por los medios, la sociedad y el Estado, y fue vilmente retirada de la circulación pública tras amenazas a la autora, sus hermanos y familiares, y por presiones de militantes de organizaciones criminales y personas muy reconocidas nacionalmente en el mundo periodístico, político y social, cuyos nombres se ven afectados por complicidad directa con la fuga del país de los asesinos y secuestradores.
Este horripilante secuestro y alevoso asesinato se cometieron bajo la autoría intelectual de Miguel Gamboa y Emperatriz Santander miembros del Nuevo Liberalismo y Miguel Ángel Vargas y Hernando Franco D’Laytz, quienes fueron condenados por el Tribunal Superior de Bogotá, condena que fue luego ratificada por el Tribunal Nacional de Orden Público, incluyendo a los demás integrantes y cooperantes de la Organización Revolucionaria del Pueblo, ORP, varios de ellos miembros de la Asociación Nacional de Usurarios Campesinos, Anuclínea Sincelejo.
El libro contiene la investigación fáctica de todo lo reportado en medios y actos judiciales sobre este magnicidio sin precedentes que marcó un punto crítico en la violenta historia del país. Un crimen de lesa humanidad y un feminicidio nunca reconocido por el Estado ni por las Cortes.
El recuento lleva al lector por un relato vívido, crudo, veraz, como pocos existen de cuanto ocurre en una familia y en una sociedad con relación al minuto a minuto de la vida bajo el yugo de un secuestro, en este caso realizado con la intención de crear escarmiento social al perpetrar un asesinato político de una mujer ejemplar, madre, esposa e hija de un distinguido empresario también secuestrado y asesinado.
Esta lectura nos permite entender el dolor de las víctimas al ser pisoteadas por la justicia representada por un Estado y unas cortes que, durante 43 años de apelaciones a diversas instancias y procesos judiciales, condenaron a los criminales prófugos, pero no se han dignado a darle a este crimen el estatus de lesa humanidad que le corresponde.
Hoy a esa penuria de más de cuatro décadas se suman: el hecho de que el Presidente Petro personalmente en Suecia haya defendido a los autores del crimen culpando a nuestra familia del secuestro y asesinato y luego ha realizado, sin soporte legal alguno, actos públicos de desagravio a los asesinos en el país; la actitud de varios funcionarios del gobierno Petro que han ignorado las exigencias mínimas de la familia en un acuerdo que se desprendió de una sentencia de la CIDH; y los reportes tendenciosos de periodistas como Daniel Coronell y programas radiales como la W radio, que solo han presentado la versión de los victimarios, pisoteando el dolor de una familia y la honra de una mártir que realmente trabajó por las comunidades más necesitadas del pueblo colombiano.
Hasta la fecha la justicia y algunos medios han eludido su responsabilidad con la veracidad, de la misma forma en que desde 1983 han tapado la participación de los victimarios en este crimen atroz y la mezquina colaboración a su fuga de la justicia que terminó en que fueran mantenidos en Europa con recursos económicos que promueven ideologías revolucionarias, hasta que lograron que la Corte en Colombia decretara la prescripción.
Durante 43 años de impunidad e injustica con la memoria de una mujer que dedicó su vida a servir la comunidad y la patria, la familia ha tenido que cargar con el dolor de ser víctima y con la humillación de que los medios, el Estado y los gobiernos siempre permitieron la impunidad de los victimarios.
Y si esto le pasó a una familia conocida e influyente, ¿cómo será el dolor que sienten las familias víctimas, al ver a sus victimarios indultados en el poder y gozando de total impunidad?
Lo único que se pide hoy frente a las intervenciones públicas y reiteradas de Coronell y Petro, acolitadas por algunos medios en favor de los asesinos, es que este libro, su contenido y esta publicación digital se conozcan, y que Luz María y Héctor Manuel Echeverri Lara, tengan la oportunidad de ser entrevistados y contarle al país su historia respaldada por este doloroso pero justo y factual trabajo, silenciado por fuerzas oscuras que no pueden permitirse reconocer su equivocación al haber favorecido criminales.
Solo se pretende dejar claro ante el país y la Cidh que el caso de Gloria Lara de Echeverri sigue impune y fue: un magnicidio, un feminicidio y sin duda alguna un crimen de lesa humanidad. Un hecho que como tal nunca ha sido reconocido por la justicia colombiana, por el Estado en cabeza de múltiples gobiernos, ni por la propia Cidh, que sí reconoció que el Estado colombiano no hizo justicia con relación a este indiscutible, imprescriptible pero deliberadamente ignorado, crimen de sangre.
Podemos seguir administrando la inercia, ajustando indicadores y sobreviviendo a coyunturas políticas, o podemos apostar por un sistema que forme ciudadanos críticos, profesionales competentes y líderes comprometidos