Por un nuevo sistema de ciencia y educación superior

Sacar cara en un lanzamiento no incide si saco sello en el siguiente. Son eventos independientes. En 1713 Jakob Bernoulli encontró que si se lanza una moneda muchas veces se tiende a equilibrar caras y sellos, formulando así la ley de los grandes números. A inicios del siglo XX Nekrasov comprobó esta ley en nacimientos, matrimonios y crímenes. Propuso que el libre albedrío, la ética y la providencia divina eran científicas porque se podían calcular. Pero Markov no estaba de acuerdo y probó que eventos dependientes también seguían la ley de los grandes números. Transcribió más de 20.000 letras de un poema y analizó qué tan probable es que después de una vocal siga una consonante, o después de una consonante otra consonante y así todas las combinaciones. Creó una especie de máquina de predicción probabilística para el lenguaje -que podría hacer realidad la máquina que escribe por sí sola que satíricamente propuso en 1726 Jonathan Swift en “Los viajes de Gulliver”.

Desde la Universidad Estatal de San Petersburgo, Markov abrió el campo de modelos de probabilidad condicional que cambiaron nuestra capacidad de predicción -desde secuencias genéticas hasta tendencias de mercados-. Pero, sobre todo, fue el inicio de los modelos de procesamiento de lenguaje natural, PLN, que en 1950 evolucionaron en los Laboratorios Bell a modelos N-grama que predicen palabras en una secuencia lógica. Para 1974, Paul Werbos en su tesis doctoral en Harvard propuso las bases de redes neuronales recurrentes, RNN, cuya evolución se dio en la Universidad Técnica de Múnich en 1997 con modelos de Memoria a Largo Corto Plazo, Lstm. Pero el gran paso emergió con el mecanismo de ‘atención’ creado en la Universidad de Montreal en 2014, lo que le facilitó a Google Brain desarrollar el procesamiento en paralelo en 2017 para crear una red neuronal de secuencias de datos condicionados por la fijación de la atención en la entrada de información. Así, emergió el Generative Pre-trained Transformer, GPT, común hoy en plataformas de LLM como ChatGPT o Copilot. La tecnología Transformer cambió la forma de modelar proteínas y diseñar fármacos, pasando por la simulación de escenarios de gobernanza analizando textos legislativos, hasta la creación de sistemas ciberfísicos autónomos que están determinando el futuro de la industria militar. Historias como estas evidencian que la investigación en las universidades, abierta al avance de la ciencia internacional y dinamizada por los doctorados, así como la transferencia tecnológica a las empresas posibilitan la innovación disruptiva.

El Seminario sobre Ciencia y Tecnología para el Desarrollo de Fusagasugá en 1968, como relata Alberto Ospina en su libro sobre la creación de Colciencias (2018), concluyó que: “Nuestra investigación científica debe complementarse con el trabajo de las universidades; son las universidades, junto con los institutos de investigación, los sitios por excelencia para avanzar en ella, y es allí en donde debe adelantarse el mayor esfuerzo. Necesitamos, no solamente los organismos que hagan la investigación científica y estén en contacto con los correspondientes extranjeros que nos ayuden a desarrollarla, sino que los descubrimientos deben traducirse en resultados prácticos que beneficien al hombre colombiano”. El enfoque de política propuesto fue “el fortalecimiento de la investigación en las universidades y el impulso decidido a la investigación y la transferencia tecnológica en los sectores productivos; la provisión del recurso humano que habría de sustentar la actividad investigativa y la enseñanza de las ciencia en Colombia; la decisión de coordinar los esfuerzos del gobierno, universidad y los sectores productivos, tanto en investigación misma como en formación de investigadores y docentes; y la mayor interacción de los agentes del desarrollo científico y tecnológico nacional con sus pares internacionales”.

En Colombia el paso de una universidad de docencia a una de investigación fue impulsado por Mario Laserna con la fundación de la Universidad de los Andes en 1948 y luego como rector de la Unal en 1958, en la que José Félix Patiño en 1965 introdujo una reforma radical estableciendo la investigación como actividad misional, creando institutos y fortaleciendo el profesorado de tiempo completo. Colciencias promovió la consolidación de maestrías y la creación de doctorados, el primero en química fundado en 1986 por mi maestro: José Luis Villaveces. En 1987 se realizó el Foro Internacional sobre Política de Ciencia y Tecnología y arrancó la I Misión de Ciencia y Tecnología de Colombia, que concluyó en 1990 con la publicación: Estructura científica, desarrollo tecnológico y entorno social. Su introducción declara: “si el sistema educativo permite establecer las bases para la formación … (y) el sistema productivo demanda … nuevos desarrollos tecnológicos, mediante la configuración del Sistema de Ciencia y Tecnología podremos … encontrar una articulación efectiva”. Y así fue como lo veremos en la siguiente parte.