MI SELECCIÓN DE NOTICIAS
Noticias personalizadas, de acuerdo a sus temas de interés
El Papa Robert Prevost se nombra León XIV como símbolo de ofrecimiento de una doctrina social para enfrentar la cuarta revolución industrial del capitalismo como lo hizo León XIII para la primera.
Vincenzo Pecci, el obispo diplomático, de pastorales que acercaban el catolicismo con la ciencia y la modernidad, como Papa por más de un cuarto de siglo (1878 - 1903), logró la transformación de la Iglesia hacia un Magisterio Social Pontificio y manejó su cambio político tras la unificación de Italia y la disolución de los Estados Pontificios. Su influencia fue decisiva en la transición de la Larga Depresión (1873 - 1879) a un esplendor del libre mercado y la gran empresa con una doctrina fundada en la justicia y la armonía entre patronos y obreros, abrazando la modernidad industrial y el nuevo orden del avance de la ciencia y la tecnología. Su encíclica Rerum novarum (de las cosas nuevas) de 1891 fundada en la justicia aristotélico-tomista, influyó en la legitimación del capitalismo, reclamando salarios justos y criticando al comunismo y las ideologías socialistas.
Rerun novarum, reedificada por Pío XI en la encíclica Quadragesimo anno (1931), se divulgó en las fábricas de Colombia desde 1916 en folletos y en el semanario El Obrero Católico, creando un dispositivo moral para el capitalismo. Fue parte del espíritu ético de la industrialización nacional y base de una época dorada del país, como explica Alberto Mayor en su magna obra: Ética, trabajo y productividad en Antioquia de 1984. Adicional a la influencia religiosa, como sustentó Alfonso López Michelsen en sus conferencias dictadas en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional en 1947, que se publicaron con el nombre de “La estirpe calvinista de nuestras instituciones políticas”, el capitalismo se fundamenta en el éxito material y el derecho de propiedad privada protegido por la ley.
La encíclica indica que “el derecho a la propiedad debe considerarse inviolable”. En la línea de Locke sobre la propiedad como derecho natural, asegura que “cuando el hombre aplica su habilidad intelectual y sus fuerzas corporales a procurarse los bienes de la naturaleza, por este mismo hecho se adjudica a sí aquella parte de la naturaleza corpórea que él mismo cultivó ... de modo que sea absolutamente justo que se use esa parte como suya y que de ningún modo sea lícito que venga nadie a violar ese derecho”. Por tanto, “debe rechazarse de plano esta fantasía del socialismo de reducir a común la propiedad privada, pues daña a esos mismos a quienes pretende socorrer, repugna a los derechos naturales de los individuos y perturba las funciones del Estado y la tranquilidad común”.
León XIII argumenta que la naturaleza de ninguna manera ha dispuesto una lucha de clases entre ricos y pobres. “Es esto tan ajeno a la razón y a la verdad, que por el contrario” ambas deben coexistir de forma armónica porque “ni el capital puede subsistir sin el trabajo, ni el trabajo sin el capital”. El Papa recalca que “debe ser respetada la condición humana, que no se puede igualar en la sociedad civil lo alto con lo bajo. Los socialistas lo pretenden, es verdad, pero todo es vana tentativa contra la naturaleza de las cosas”. Argumenta que es de las diferencias entre las personas de donde “brota espontáneamente la diferencia de fortuna” y que “quitado el estímulo al ingenio y a la habilidad de los individuos, necesariamente vendrían a secarse las mismas fuentes de las riquezas”. Distando de la redistribución coactiva de la riqueza, indica que “la mayor parte de los obreros prefieren mejorar mediante el trabajo honrado sin perjuicio de nadie; se cuenta, sin embargo, no pocos, imbuidos de perversas doctrinas y deseosos de revolución, que pretenden por todos los medios concitar a las turbas y lanzar a los demás a la violencia. Intervenga, por tanto, la autoridad del Estado, y frenando a los agitadores, aleje la corrupción”. Para el Papa “el Estado debe velar por el bien común como propia misión suya” asegurando el imperio de la ley. Los gobernantes deben cooperar con las leyes “haciendo que de la ordenación y administración misma del Estado brote espontáneamente la prosperidad”.
Sea León XIV señal divina para repensar el capitalismo y brindar esperanza para países que, como Colombia, se ahogan en la ideología de un progresismo neosocialista enemigo de lo privado, y a base de redistribución populista e intervencionismo busca asegurar votos para mantener las rentas de salarios y viáticos -por no hablar de réditos de contratación- que ofrecen altos cargos en el Estado y empresas como Ecopetrol.
No es asunto de endurecer más las penas, es hacerlas cumplir. El Código Penal Colombiano ya la establece taxativamente en su artículo 188 D la pena
Más que un elemento paisajístico útil como referencia de ubicación en Bogotá, nuestros cerros orientales han sido el telón de fondo de miles de historias de más de 10 millones de personas