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Analistas 15/04/2024

La felicidad

Lewis Acuña
Periodista
La República Más

Cuando yo era joven -me dice suspirando Gabriel Rolón- mi hija Malena enfermó de un síndrome urémico hemolítico. Casi muere. Estuvo un año en terapia intensiva porque los riñones no le funcionaban. Un año tenía ella. Yo todos los días miraba ese cañito que salía de su riñón por donde le hacían diálisis añorando ver una gota de ‘pis’. Todos los días mirando y mirando durante horas… y hoy no hizo pis, y no hizo pis… y un día estaba yo ahí sentado, leyendo al lado de ella, que estaba dormida y la miré y en ese cañito había una gota de pis.

¿Y sabes qué descubrí ese día? Que la felicidad no es más que una gota de pis.

Para algo me ha servido escribir este libro: sí sé que no es la felicidad. Sé que no es el éxito. Sé que no es el amor, ni alcanzar un deseo. No está en aquella infancia que recordamos con cariño, ni en ese futuro que anhelamos con un poco de ansiedad. Nos equivocamos mucho a veces donde creemos que está y donde la buscamos.

La felicidad por supuesto que es una sensación que está dentro de nosotros si la podemos experimentar, lo cual no es sinónimo de decir que la felicidad depende solo de nosotros. Es el discurso mágico contra el que yo me opongo. Me parece un discurso cruel. Es decirle a alguien ‘si vos no sos feliz es porque vos no querés’ porque no es cierto que a veces uno no tiene las cosas porque no se esfuerza. A veces la vida es injusta.

Cuando Malena estaba internada yo pasaba las noches ahí. Un día yo me estoy yendo a eso de las 6:30 de la mañana y me dice la persona en la guardia de la clínica: ‘casi se encuentra con su amigo’. -¿Cuál amigo? -Su amigo Michel que viene todas las noches a dormir acá. Se acuesta en ese sillón, pregunta cómo está su hija y pide, que si no pasa nada, no lo molestemos a usted y más o menos a las 6:00 se va. Hace 20 días que duerme ahí. Al día siguiente salgo a las 5:00 y me encontré a mi amigo ‘El Turco’ (a quien ayudó a salir de sus adicciones) durmiendo ahí. Lo despierto y le digo ¿qué haces acá?. Me mira y me dice “¿y dónde quieres que esté con todo lo que hiciste por mí?”. Lo abracé y se me cayeron las lágrimas. No sabes lo feliz que fui en ese abrazo.

En ese momento horrible no sabes lo feliz que fui, así que no me vengan con que la felicidad es que no te falte nada, que no te duela nada, porque como decía Mario Benedetti, ‘Yo no sabía que había en la felicidad tanta tristeza, pero la hay’, es “La felicidad, más allá de la ilusión”.

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