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Aún siendo un líder exitoso, el empresario de 42 años perdió el control sobre sí mismo y lo que sentía. Casado con una mujer de 40 y con tres hijos coincidió con una mujer de 28 en su trabajo y sacrificó su estabilidad.
La nueva empleada, licenciada en Ciencias Empresariales, ingresó cumpliendo funciones de tipo organizativo. Trabajadora y eficaz, requirió unos pocos meses para ascender y trabajar directamente con él. “Sabe lo que tiene que hacer para ayudarme y tiene ideas muy sugerentes, a pesar de tener catorce años menos que yo” dice el empresario reconociendo que desde el principio existió una buena sintonía y se comunicaban perfectamente.
Como tantas veces, el detonante fue una fiesta de la empresa. Departieron todo el rato y en la madrugada decidieron continuarla, solos los dos, con una copa de vino en un lugar más tranquilo. Ella le confesó que estaba enamorada y su admiración hacia él era enorme. El amanecer no tuvo marcha atrás y tampoco la pasión a la que se entregaron. Nadie lo supo y tampoco deseaban contarlo, pero a partir de ese momento ella seguía cada uno de sus pasos. Cada fin de semana le enviaba numerosos y cariñosos mensajes de texto al celular empresarial al que sabía que la esposa no tenía acceso.
“Yo le quite importancia al tema, me hacía gracia que a mis años me pasara esto” asegura el hombre que, pese a todo, llegó a un punto en el que se sintió desbordado. Su esposa lo nota al estar más distante con ella. Reconoce no saber qué hacer. Su matrimonio siempre había funcionado con normalidad y es evidente que no había afrontado una situación similar. Ella lo ha visto hablar constantemente por teléfono durante los últimos fines de semana y las sospechas son inminentes.
“Quiero, doctor, que usted me ayude, porque estoy obsesionado con esta mujer y además estoy tenso, nervioso, no rindo en mis tareas profesionales… Mis hijos me dicen: papá, te vemos raro…”. Su doctor es el premiado y reconocido Enrique Rojas. Catedrático de Psiquiatría y Psicología Médica, director del Instituto Rojas- Estapé. “Comprende tus Emociones” es su más reciente libro y asegura que liderar la vida afectiva es una de las manifestaciones decisivas de la madurez en una persona. Son tres elementos decisivos del autocontrol: tener bien educada la afectividad, la inteligencia y la voluntad.
El empresario cuenta la verdad a su esposa. La joven deja de trabajar con él, pero no ha dejado de llamarlo. Lo que sigue, es tema del libro.
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