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Analistas 23/02/2024

Ver la paja en el ojo ajeno

Singapur en Asia es una Ciudad-Estado con uno de los PIB per cápita más altos del mundo. Si lo comparamos con el 2000, hoy es más de tres veces el de ese año y cerca de 10 veces el de Colombia. Su extensión territorial es de 716 kilómetros cuadrados, su población cercana a los 6 millones de habitantes, lo que significa que tiene una densidad poblacional alrededor de 8.000 habitantes por kilómetro cuadrado y aun cuando cuenta con esa densidad poblacional 40% de la Ciudad-Estado es verde.

Singapur de la mano de su ex primer ministro Lee Kuan Yew con una visión de largo plazo logró profundas transformaciones en materia económica, social y ambiental. Gracias a esto Singapur hoy es referente de progreso para su región y el mundo. Ellos entendieron lo que América Latina, Colombia e incluso nuestras ciudades y departamentos se les ha hecho difícil entender; no es la ejecución de un gobierno la que logra transformaciones profundas, es la determinación de un puerto de llegada y un plan de navegación ejecutado por varios gobiernos lo que permite las grandes transformaciones.

En Colombia causa desconcierto que el sector minero energético, la planeación de largo plazo y los recursos para las vías que favorecen el cierre de brechas sean una discusión de ideología de un gobierno y no una política de estado. Ver la paja en el ojo ajeno, señalar gobiernos anteriores y trenzar batallas con líderes regionales en medios, redes sociales y eventos públicos viene siendo la agenda de desarrollo y en especial la excusa para no asumir responsabilidad o reconocer que se está en deuda.

Bien vale la pena recordar que además de lo ya planteado sobre la experiencia de Singapur, llevar inversión al territorio implica en primer lugar, reconocer sus realidades y potencialidades, en segundo lugar, evaluar la capacidad institucional para movilizar, diseñar y ejecutar los proyectos, en tercer lugar, contar con los recursos o liderazgo para gestionarlos y, en cuarto lugar, un equipo humano que movilice la agenda. A ratos siento que indiferente del gobierno que se analiza (nacional o regional) todos requieren espacio para reflexionar sobre estos temas y poder concentrar esfuerzos en las agendas que generan desarrollo económico y social.

Es claro que a la fecha el gobierno nacional no logra encontrar un GPS, ni un liderazgo colectivo que honre la promesa del cambio, tampoco una visión compartida de país, ni un equipo de trabajo que entienda su rol en el diseño de la política pública y un dialogo con las regiones que materialice las ejecutorias. Por el contrario, tenemos un gobierno que a ratos se encuentra lejos de las realidades, carente de liderazgo colectivo, un país que no logra saber cual es el puerto de destino y un equipo de trabajo que se debate entre ideólogos, renuncias y poca ejecución, al tiempo que se escuda en gobiernos anteriores para explicar las problemáticas que enfrenta el país.

Esta situación es necesaria ponerla en el centro de discusión confiando en que el gobierno está a tiempo de evaluar su gestión a la fecha, reconfigurar su equipo y honrar la promesa del cambio. Pero en especial cobra sentido la discusión para los gobiernos locales que están en la construcción del plan de desarrollo para que concentren sus esfuerzos en las transformaciones que requieren los territorios, la consolidación de liderazgos colectivos, la disponibilidad de recursos para el territorio y en equipos de trabajo que movilicen la agenda.

Si bien es necesario conocer el estado de la institucionalidad y los respectivos sectores, es necesario poner coto al tiempo que se le dedica a ver la paja en el ojo ajeno, mientras transcurre su gobierno. Quizás termine ser más útil dedicar ese tiempo para reconocer experiencias como la de Singapur, también a las políticas, programas o proyectos exitosos de otras regiones del país o incluso de antecesores y en especial tener la capacidad de apartarse del día a día para dedicar tiempo a entender las problemáticas y oportunidades del territorio al tiempo que se traza la agenda de desarrollo y ejecución de proyectos que le permitirán al gobierno trascender y al administrador convertirse en líder.

Finalmente, apelando a los principios de la economía en especial su concepto sobre escasez, el gobernante debe comprender que las necesidades son ilimitadas y los recursos para atenderlas son finitos. Por eso si el gobernante quiere transitar de ser administrador a líder debe dedicar poco tiempo a ver la paja en el ojo ajeno y concentrar sus recursos finitos (desde su tiempo y los presupuestos) para de la mano del liderazgo colectivo impulsar una agenda de desarrollo para el territorio que honre los compromisos sociales y cree entornos que favorezcan el desarrollo económico y la competitividad.

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