.
Analistas 24/09/2022

Oda al capitalismo y a la democracia liberal

Juan Pablo Liévano Vegalara
Exsuperintendente de Sociedades

Dialogando con un amigo, llegamos a la típica discusión sobre democracia y capitalismo. Para él, la democracia, llena de defectos, era el menos malo de los sistemas políticos y el camino a seguir. Aseguraba que otros sistemas políticos generaban inconvenientes profundos en el devenir de las naciones, su crecimiento y desarrollo y, sobre todo, en el espíritu liberal propio de los individuos. La democracia, incluso con la posibilidad de degeneración en demagogia, crea el mejor ambiente para el desarrollo y bienestar del ser humano y su espíritu.

La democracia, sin embargo, requiere de instituciones conexas que le den su verdadera esencia, como la separación de poderes, su alternancia, los derechos humanos, el respeto a la propiedad privada y los derechos adquiridos, el sometimiento del estado al imperio de la ley y el debido proceso, entre otras. Igualmente, el capitalismo, con sus pilares básicos de libertad de empresa, libertad de concurrencia al mercado y sobre todo el ánimo de lucro, genera las conductas individuales requeridas para el bienestar y desarrollo de las naciones, lo cual no es posible en sistemas socialistas o comunistas, en los que los medios de producción son colectivos o propiedad del estado y se presenta una intervención estatal inadecuada.

Por supuesto que el capitalismo requiere ir acompañado de ciertas medidas de estado para evitar abusos y malas prácticas empresariales, al igual que la implementación de políticas que suplan necesidades de ciertos grupos que no cubre el mercado. Así, de suyo el capitalismo es también el menos malo de los sistemas económicos y el camino a seguir.

Concluimos que la democracia liberal no puede existir sin el capitalismo, es decir, sin la libertad de empresa, oficio y asociación y, sobre todo, sin el ánimo de lucro que es el motor del cambio y el crecimiento económico individual y social. No obstante, en Colombia, estamos perdiendo el rumbo democrático y capitalista. El Gobierno está convencido, y quiere convencer al planeta entero, de que el capitalismo es la madre de todos los problemas del mundo y de la nación.

Igualmente, frente a los acontecimientos recientes de invasión de tierras, el Gobierno no está cumpliendo con el propósito fundamental de su existencia como autoridad democrática, cual es proteger la vida, honra y bienes de los ciudadanos, más aún sin son respetuosos de la ley, como si no importara la propiedad privada y los derechos adquiridos, bases fundamentales del capitalismo. Tampoco parece estar tomando los caminos políticos que más convienen a todos los colombianos, pues desde el Gobierno se quieren implementar modelos económicos y estructuras políticas fracasadas, persiguiendo quimeras idealistas, incluso en perjuicio de la verdadera paz y la justicia.

El Gobierno, con un discurso progresista y ecológico, pero lleno de vacíos y lugares comunes, quiere venderle a Colombia y al mundo la idea de que el capitalismo es un simple concepto banal consumista, que debe ser replanteado, casi eliminado en el futuro, sin importar que históricamente haya sido la respuesta para el desarrollo y bienestar de la humanidad, a pesar de sus imperfecciones. Llegó la hora de que todos entendamos que la democracia liberal y el capitalismo, en conjunto, son el camino para solucionar todos nuestros infortunios.

Conozca los beneficios exclusivos para
nuestros suscriptores

ACCEDA YA SUSCRÍBASE YA