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Analistas 22/07/2022

La soledad del poder

Juan Manuel Nieves R.
Estudiante de Comunicación Política
JUAN MANUEL NIEVES

Se comenta a menudo cómo cambian las personas cuando están en el poder, tanto que existe un adagio popular: “si quieres conocer a una persona, dale poder”.

Esta semana fue la posesión del Congreso de la República en donde reinó por momentos el caos, los abucheos y en ese ambiente el presidente dio un discurso sobre su trabajo en estos cuatro años. Sin duda, al mandatario le tocó un cuatrienio complicado, su primer semestre fue una pelea con el congreso y las reformas pretendidas no se consolidaron hasta que negoció con las bancadas; las calles se llenaron de protestas y fue el covid quien le dio un plan sólido de gobierno. Las muchas cifras que comentó en el discurso ni los refleja su imagen ni los demuestra el panorama social.

Entre los muchos peligros del poder está el rodearse sólo de aduladores y el abstraerse de la realidad. Quien está arriba debe rodearse de gente realista que sepa hablarle o vivirá en un mundo aparte, creerá que todo lo hace bien y que sus contradictores o son ignorantes o son sus enemigos. Los errores solo se corrigen cuando se reconocen y un presidente que en una entrevista internacional dice que sería fácilmente reelecto cuando su popularidad no sube del 20% está obnubilado por su poder.

Las cifras positivas no supieron transmitirse a la mayoría de colombianos, el constante repetir “por primera vez” y el discurso fuerte a la oposición que ya ganó, demuestra que termina desconectado y el “de que hablas viejo” no se convierte en un lapsus sino en una realidad. Los comités de aplausos son para las reinas, no para los mandatarios y sí que faltaron líderes que supieran hablarle porque o no los tuvo o el orgullo no le permitió escucharlos.

Estudios del neurocientífico Sukhvinder Obhi sugieren que el poder hace perder la percepción de empatía respecto a las demás personas y las áreas en donde se regulan la bondad y la preocupación hacia el otro se ven disminuidas. Cierto o no, pues es apenas una investigación, el poder sí cambia y se necesitan polos a tierra muy fuertes para mantener la realidad; basta ver la alcaldía de Bogotá en donde la alcaldesa se adjudica éxitos de la anterior administración como propios ante su impopularidad rampante.

El nuevo gobernante ya ha tenido poder en el ejecutivo, en la Alcaldía de Bogotá aprendió la negociación con el legislativo, los ataques de otros entes y la ejecución de un presupuesto, se espera toda esta experiencia le sirva para conseguir un mejor futuro, para saber conectar con la gente y sobre todo para rodearse bien y saber oír a sus críticos, la embriagues de poder nunca tiene buen término.

Cada presidente es recordado por alguna gestión, Uribe es recordado por su seguridad democrática, Santos por su proceso de paz, y ¿Duque? Sin duda, su huella fue la gestión de la pandemia y también el presidente que le allanó el terreno para que Colombia tuviera la primera Presidencia de izquierda, solo la historia juzgará para bien o para mal dicho legado.

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