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Analistas 25/04/2019

La crisis panelera

Juan Manuel Nieves R.
Estudiante de Comunicación Política
JUAN MANUEL NIEVES

En una conversación con un amigo panelero, me contó que el sector está atravesando una de las peores crisis de su historia; el precio no cubre ni siquiera los gastos de producción y miles de campesinos están en vilo por eso.

La panela es un producto básico de la canasta familiar colombiana; se produce a partir de la molienda de la caña de azúcar, seguido de un proceso de evaporación en donde se forma la melaza, allí se deposita en unos moldes donde se bate y se deja secar hasta que se vuelve sólida y al final se empaca y almacena. Dicho alimento, según la tabla de alimentos del Icbf, tiene vitaminas, calorías, lípidos y hasta minerales como potasio y hierro; es famosa por darle calor y energía al cuerpo humano y es conocida en todo el país.

Su industria genera, según Fedepanela, más de 300.000 empleos directos e indirectos, situándose como el segundo generador de empleo campesino después del café. Los departamentos que más producen son: Santander, Antioquia, Cundinamarca y Boyacá.

Con todo este panorama, actualmente el kilo de panela se está cotizando entre $1.200 y $1.300, cuando en el 2017 se cotizó en $3.400 y $3.800; la disminución ha sido cercana al 55% y el trabajo de los paneleros está dando pérdidas. Aunado al problema de precios un inconveniente adicional es que la producción de panela en el país ha sido siempre artesanal y la reglamentación legal, del Invima y de seguridad social ha sido acogida apenas por el 10% de los paneleros; aun así, en la informalidad, producir un kilo de panela cuesta cerca de $1.900 y con toda la reglamentación hasta $2.400; dichas cifras muestran la quiebra.

El gobierno ha intentado tratar el problema desde hace años, pues la crisis del sector, a pesar de su agudeza, no es reciente; basta ver los precios en 1990, en el 2009 y en el 2013 para ilustrar algunos ejemplos. Por lo tanto, el problema es más profundo de lo que parece. Los paneleros culpan a las importaciones de jarabe de maíz, de azúcar y a la producción ilegal de panela con azúcar; también a la falta de apoyo en los programas de exportación y tecnificación de los trapiches. Los gobiernos anteriores culpan al exceso de producción, la carente infraestructura vial y la falta de diversificación en la empresa.

Independientemente de los factores, el actual gobierno debe sentarse con el gremio de los paneleros y encontrar medidas que no pueden pasar por los subsidios; esto sería un paliativo que no atacaría el problema; mejor deben buscar soluciones conjuntas para exportar de manera competitiva, legalizar los trapiches y sus trabajadores, quitar impuestos a insumos importados en la producción, como insecticidas. También hay que visibilizar el problema, armar campañas de consumo al interior y fuera del país y sobre todo, oírlos; no hay que esperar un paro para sentarse con ellos; el sustento de miles de campesinos está en juego y la panela es un alimento popular que vale la pena preservar.

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