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Analistas 17/04/2023

La reforma laboral: más empleo y menos informalidad

José Mauricio Salazar
Profesor de Planta Observatorio Fiscal Universidad Javeriana
Analista LR

Que la informalidad sea tan alta muestra que la exigencia de que todas las formas de empleo se midan con el contrato laboral es una barrera bastante alta

* José Mauricio Salazar, profesor de Planta Observatorio Fiscal y Daniel López Morales, Investigador Observatorio Laboral

Una mirada al panorama laboral de Colombia, tomando los datos de la Gran Encuesta Integrada de Hogares para todo 2022, sugiere al menos las siguientes conclusiones:

i. El país ha venido creciendo en su tasa de informalidad desde la pandemia.

ii. Hoy, los informales son la mayoría de los trabajadores y los más vulnerables. En efecto, los trabajadores informales se concentran en el campo colombiano, en las mujeres del servicio doméstico, en el rebusque diario en el comercio, entre otros sectores. Es decir, no splo son los que ejercen su trabajo sin protección frente a riesgos laborales como accidentes, enfermedades, invalidez y sin expectativas legítimas de una pensión, sino que además son personas que reúnen otras condiciones que los hacen aún más vulnerables.

iii. Los informales son además los trabajadores con menores ingresos entre todos. El promedio de sus ingresos en la mayoría de los sectores se encuentra por debajo del salario mínimo legal mensual vigente y en muchos casos son la mitad de los salarios ganados por los formales.

iv. Las microempresas (empleadores de 1 a 5 trabajadores) son el mayor empleador del país, abarcando, por ejemplo, casi 60% de los empleos de los trabajadores entre los 35 años y 59 años, para los hombres, y 54% para las mujeres. Sumado a ello, son los mayores empleadores de jóvenes de 15 a 25 años, de pre-pensionados y de adultos mayores. Esto es, son los mayores empleadores del país y los de los trabajadores más vulnerables.

v. La tasa de desempleo es muy alta llegando a 8,9% para hombres y 14,2% para mujeres.

vi. Los sectores económicos que mayormente dan trabajo a los colombianos son el comercio y el turismo, la agricultura, pesca y ganaderia y los servicios administrativos. Sectores con una alta sensibilidad al incremento de costos debido a la volatilidad y características propias de sus sectores económicos, como, por ejemplo, la afectación que genera los cambios climáticos en el mundo rural y en el turismo, los cambios que representa la volatilidad de divisas internacionales en los costos de materias o productos importados, entre otros.

El que la informalidad sea tan alta, muestra que la exigencia de que todas las formas de empleo se midan con el contrato laboral es una barrera bastante alta (y costosa) para la mayoría de la sociedad. Costosa porque quizá cotizar a seguridad social y pagar parafiscales en Uribia, por ejemplo, es muy complejo para muchos de sus habitantes. A ello hay que sumarle que el contrato de trabajo implica costos fijos de prestaciones sociales como prima, cesantías, vacaciones, dotaciones, entre otros, con independencia de si el microempresario puede pagarlos o no. Entonces, a nivel Colombia, se escoge la informalidad como la forma de relacionamiento laboral en más de 50% de los casos: quizás la única posible, en las actuales condiciones, para la mayoría de nuestros micro y pequeños empresarios.

La relación laboral informal, por definición, no tiene regulaciones, no tiene protección social, no tiene seguro de desempleo y no genera ahorros para la vejez (pensiones). Como sociedad debemos encontrar la forma de no seguir limitando los trabajos dignos al contrato de trabajo y abrirnos a la posibilidad de reconocer la complejidades y particularidades de trabajar en Colombia. Se trata de abrir las posibilidades a contratos sociales que regulen y cobijen todas las diversas formas de trabajo los protejan y los dignifiquen. No hacerlo, nos va a llevar a seguir desconociendo la situación de vulnerabilidad que viven la mayoría de los trabajadores del país y sus familias.

Antes de la pandemia, la informalidad era de 48%. Ahora tenemos 55%, ¿Qué pasó? La realidad mundial más compleja desde hace un siglo, la pandemia, hizo que tener contratos laborales fuera aún más inasequible y el mercado laboral de 2022, de facto, luce como un entorno con menos protecciones sociales relativo a lo que teníamos antes.

Ahora bien: ¿cómo corregimos ese rumbo? Parte estaría en reconocer que Colombia tiene incluso más diversidad de formas de trabajo que microclimas. Y que, como tal, las leyes, restricciones y procedimientos deben buscar dar alternativas a las realidades existentes y no pensarse de espaldas a estas realidades. De no hacerlo, ya sabemos que las personas, las condiciones y la economía, escogerán las relaciones laborales informales, que hoy por hoy son las que parecen ser las únicas que se amoldan a sus necesidades y posibilidades.

Por lo anterior, consideramos que, una radiografía del mercado laboral colombiano lleva ineludiblemente a concluir que la reforma laboral y los esfuerzos que se dediquen en los próximos años deben estar dirigidos a generar más empleo, de mayor calidad, y menos informalidad. Para ello, tratar de forzar a que la diversidad de formas en las que trabajan los colombianos se amolden todas al rígido contrato de trabajo, no parece ser una estrategia adecuada ni eficaz. Por el contrario, abrir las posibilidades a una mayor diversidad de formas contractuales que protejan a los trabajadores, por lo menos frente a los riesgos que cubre la seguridad social, es un camino que puede llevarnos al propósito que se busca.

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