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Analistas 20/04/2023

Reuniones de primavera del FMI

José Ignacio López
Presidente del Centro de Estudios Económicos Anif

La semana pasada, como es habitual, se reunieron autoridades económicas, analistas y expertos con motivo de las reuniones de primavera del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial. A pesar de los inmensos desafíos en muchos países, el tono de las reuniones estuvo marcado por un relativo optimismo sobre las perspectivas de la economía global. Por un lado, la reapertura de China tras el fin de las draconianas medidas de lucha contra el covid, y la resiliencia de la actividad económica en Europa, a pesar del choque energético asociado a la guerra en Ucrania, son claras fuentes de optimismo para las perspectivas de corto plazo.

Sin embargo, este optimismo coexiste con la ansiedad latente sobre el futuro próximo de la economía de Estados Unidos. Por un lado, varios analistas de renombre y autoridades económicas consideran que la economía norteamericana es lo suficiente robusta para evitar una recesión en 2023. Además, como resultado de un mercado laboral sólido, anticipan que la inflación en dicho país se mantenga en niveles cercanos a 5%, lo que implicaría tasas de interés elevadas por parte de la Reserva Federal hasta 2024.

Por otro lado, algunos expertos, y los propios mercados financieros, temen una pronta recesión en Estados Unidos que tendría como epicentro el mercado inmobiliario. Esto conduciría a una caída de la inflación y requeriría de un nuevo estímulo monetario con recorte de tasas hacia niveles de 4,75%, perspectiva que es consistente con el mercado de futuros de tasas de interés, pero en contravía de la guía de la Fed que prevé tasas de 5,25% en diciembre de 2023.

Este desencuentro de opiniones contrasta con el consenso de la anterior reunión del FMI en octubre pasado donde los analistas veían inevitable una tasa de interés terminal de la Fed mucho más alta, incluso por encima de 6%, lo cual generó un ambiente inhóspito para los mercados emergentes, y en particular para los activos colombianos.

A pesar de las visiones encontradas, la actual coyuntura resulta más favorable para nuestro país. Los inversionistas internacionales siguen intranquilos frente a la agenda de políticas públicas en Colombia, en particular la posibilidad de una transición energética acelerada y los efectos de la reforma laboral y pensional en empleo, crecimiento y el mercado de capitales. No obstante, la eventual moderación de las reformas, una mayor homogeneidad en las declaraciones por parte del gabinete y un escenario más benévolo de tasas de interés global han generado una visión más constructiva sobre los activos locales. En esta ocasión y como resultado de este sentimiento de mercado es previsible que el peso colombiano y los TES no pierdan sus recientes ganancias, e incluso tengan valorizaciones marginales. No obstante, durante los próximos meses la suerte de dichos activos estará en función de si se materializa una recesión en Estados Unidos y de la resolución de incertidumbre sobre la agenda de reformas a nivel local.

Todo esto en un contexto de importantes retos. Colombia sigue experimentando una inflación persistente, con cifras de crecimiento que sugieren un ajuste pronunciado de la demanda agregada, pronto a reflejarse en las cifras oficiales, en un contexto donde los mercados financieros incorporan recortes de tasas en Estados Unidos, que bien podrían no materializarse.

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