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Analistas 01/04/2022

Bumerán financiero

Jorge Iván González
Profesor de U. Nacional y Externado

Las sanciones financieras contra Rusia son un bumerang que golpeará a las economías occidentales, y amenaza con desestabilizar aún más el mercado internacional de capitales.

Después de que en 1971 Nixon des-anclara el dólar del oro, han aumentado las burbujas financieras, y se ha hecho más notoria la separación entre los mundos real y monetario. A nivel internacional, a finales de los setenta el monto de los activos y derivados financieros era 1,5 veces el valor del PIB. El panorama cambió de manera sustantiva, y actualmente la brecha es más de 13 veces. Con el paso del tiempo se observa que por cada operación real ha aumentado el número de transacciones financieras y monetarias. Esta dinámica genera inestabilidad, y es propicia a la generación de burbujas. El mercado de capitales cada vez se distancia más de las transacciones reales.

Y este proceso que lleva a la ampliación de la brecha entre los mundos monetario y real se crean condiciones propicias para la especulación, y es un terreno fértil para la disputa por la hegemonía entre las principales divisas. En 1986 Aglietta publicó un libro titulado “El fin de la divisa clave”, en el que pone en evidencia la tensión entre monedas. Una vez que desaparece el ancla oro, la supremacía de una divisa depende del poder económico, político y militar del país que la emite.

Las sanciones a Rusia son una expresión más de la lucha por la hegemonía de la divisa clave. Y el dólar de los Estados Unidos puede salir muy perjudicado. Primero, porque la decisión del gobierno de congelar cuentas de manera discrecional y unilateral, reduce la confianza en el dólar. Segundo, porque al ahogar las operaciones financieras de los agentes públicos y privados de Rusia, se crean condiciones favorables para la expansión de divisas alternativas como el yuan y, eventualmente, el rublo. Tercero, porque en las circunstancias actuales Rusia no responder por sus compromisos crediticios, y este hecho fragiliza el conjunto del sistema financiero.

Esta crisis acentúa la progresiva pérdida de relevancia del dólar. Después de los acuerdos de Bretton Woods la supremacía del dólar era contundente. La reconstrucción europea se hizo en dólares, y en las operaciones del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, el dólar era la divisa reina. En el 2000 el dólar ya había perdido importancia y representaba 71% de las reservas mundiales. Hoy, este porcentaje se ha reducido a 60%. Las otras participación corresponden al euro (21%), al yen (6%), la libra (5%), el yuan (2%) y a otras divisas (6%). Por ahora, el dólar continúa dominando la composición internacional de las reservas, pero el proceso de debilitamiento es contundente.

A partir de los años setenta, se ha hecho más notoria el vínculo entre las divisas y los vaivenes políticos. Sin duda, en el corto plazo las sanciones le hacen daño a Rusia, pero a la larga pueden devolverse en contra de la credibilidad del dólar y, en menor medida, del euro. Es un golpe que fragiliza el sistema financiero internacional, y que acentúa la lucha por la hegemonía entre las principales divisas. Y en esta disputa el yuan es el más favorecido por tres razones: la solidez de la economía china, la decisión del gobierno de convertir el yuan en una divisa internacional relevante, y el salvavidas que le tiende a Rusia permitiéndole un respiro, pero imponiéndole condiciones.

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