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Analistas 02/03/2017

Aprendiendo de Arrow

Jorge Iván González
Profesor de U. Nacional y Externado
La República Más
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El 21 de febrero murió Kenneth Arrow a la edad de 96 años. Junto con Hicks recibió el premio Nobel de economía en 1972 y, sin duda, fue uno de los grandes maestros del siglo XX. La obra académica de Arrow es extensa, y entre los tópicos diversos que estudió vale la pena destacar cuatro: elección social, equilibrio, riesgo y políticas públicas.

Elección colectiva. Su tesis doctoral en economía1 es un análisis profundo de las limitaciones intrínsecas de la democracia. El texto es escrito en 1951, en un momento de la historia en el que los espíritus liberales se preguntan por la posibilidad de construir una sociedad justa que respete los principios de la democracia. Entre otros males, el totalitarismo lleva, para utilizar la expresión de Arendt, a la “banalización del mal”. Stalin promete la justicia pero a costa de sacrificar la libertad. Hitler cree que el ideal de sociedad basado en la pureza de la raza legítima el exterminio del otro. Mussolini subsume al sujeto en el sistema corporativo. La respuesta a cualquier forma de totalitarismo, piensa Arrow, tiene que estar anclada en el respeto de la decisión individual. Pero constata, de forma angustiosa, que la regla de decisión por mayoría, que es el método típico de elección de los gobiernos democráticos, no puede lograr que los intereses individuales se reflejen de manera adecuada en la decisión colectiva. La función de bienestar social no puede organizar de manera satisfactoria las preferencias de los individuos frente a los diversos “estados del mundo”. Desde el punto de vista lógico, es imposible que la forma como cada individuo ordena sus preferencias se refleje de manera apropiada en el ordenamiento colectivo.  

La constitución, la ley, el plan de desarrollo, o cualquiera que sea la modalidad que tome la elección social, resulta incompatible con el ordenamiento de las preferencias de cada uno de los individuos. La democracia es, por su misma naturaleza, una forma de organización social subóptima. Esta conclusión no es nueva. Había sido objeto de preocupación de los grandes filósofos sociales, comenzando por Aristóteles y Platón. El mérito de Arrow consiste en crear un nuevo lenguaje, y en mostrar de manera formal los límites intrínsecos de cualquier modalidad de democracia.

El equilibrio general. En 1954, Arrow junto con Debreu2, propone los lineamientos del modelo de equilibrio general. El artículo es una pieza maestra de la construcción lógica. Allí se explica bajo qué condiciones ideales sería posible concebir un equilibrio general, en el que existe un precio que garantiza que para cada bien se alcance un equilibrio entre la oferta y la demanda. Nunca pensaron Arrow y Debreu que esta presentación correspondiera al mundo real, o que fuera una aproximación a la verdad del mundo económico. Se trata, simplemente, de una construcción imaginaria tan potente como puede ser una obra literaria. En la novela de Süs-kind, por ejemplo, se plantea una situación extrema en la que el portador del perfume perfecto termina siendo devorado por los demás. La construcción imaginaria de Arrow y Debreu se debería leer como la novela que nos transporta a un mundo donde el amor o el odio se llevan hasta sus últimas consecuencias. Desgraciadamente algunos economistas obnubilados por la ingeniería social han caído en el error de utilizar el modelo de equilibrio general para hacer proyecciones y predecir el futuro. Este uso de los modelos es inapropiado.

El modelo de equilibrio general plantea una situación hipotética en la que se logra la eficiencia paretiana, pero como advierte Arrow en su lectura del premio Nobel3, las dinámicas de la eficiencia y de la equidad son divergentes. Un equilibrio efi-ciente puede que no sea equitativo y, por tanto, el mercado no garantiza la equidad. Para poder avanzar hacia la equidad es necesario explicitar los juicios de valor en la dimensión política, que es el espacio de la elección colectiva.

Rentabilidad y riesgo. Arrow sigue la línea propuesta por Hicks y relaciona la utilidad con el nivel de riesgo4. En el mercado financiero la rentabilidad está asociada a la utilidad, así que la rentabilidad tiene un vínculo directo con el riesgo. Arrow formaliza la aversión relativa y absoluta al riesgo. Las personas suelen ser adversas al riesgo, así que se asustan y reducen la inversión cuando la rentabilidad empieza a ser muy alta.

Políticas públicas y servicios médicos. En los años sesenta Arrow muestra que los principios que rigen la oferta y la demanda de los bienes convencionales, no se aplican a servicios que son especialmente complejos como la educación y la sa-lud5. Lo que sucede en el mundo de los servicios médicos no se puede asimilar a las dinámicas del mercado. Argumenta que en campos como la justicia, la educación, la salud, no tiene sentido tratar de aplicar la misma lógica de análisis que se utiliza para el examen de otros bienes. Desde esta perspectiva, Arrow jamás hubiera aprobado la ley 100 de 1993.

  1. ARROW Kenneth., 1951. Social Choice and Individual Values, Wiley, New York, 1963.

  2. ARROW Kenneth., DEBREU Gérard., 1954. “Existence of an Equilibrium for a Competitive Economy”, Econometrica, vol. 22, no. 3, jul., pp. 265-290.

  3. ARROW Kenneth., 1972. “General Economic Equilibrium: Purpose, Analytic Techniques, Collective Choice”, Nobel Lecture, American Economic Review, vol. 64, no. 3, jun., 1974, pp. 253-272.

  4. ARROW Kenneth., 1951. “Alternative Approaches to the Theory of Choice in Risk-Taking Situations”, Econometrica, vol. 19, no. 4, oct., pp. 404-437.

  5. ARROW Kenneth., 1963. “Uncertainty and the Welfare Economics of Medical Care”, American Econom-ic Review, vol. 53, no. 5, dec., pp. 941-973.

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