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Analistas 29/09/2023

Directivo: ¿estás distraído?

Jorge Iván Gómez Osorio
Profesor del Inalde Business School
Jorge Iván Gómez Osorio

Jorge Iván Gómez Osorio, Profesor del Inalde Business School

Foto: Jorge Iván Gómez Osorio

Todos los días leo una nueva estadística sobre la cantidad de horas que pasamos en las redes sociales. El dato es aterrador: entre cuatro y cinco horas diarias. Y resulta aterrador y debe invitarnos a la reflexión porque el tiempo en redes no crea valor real a una persona. No instruye, no orienta y, sobre todo, no está, la mayoría de las veces, de acuerdo con la realidad.

Las redes sociales no instruyen; al contrario, tienden a divulgar verdades a medias o falsas verdades al servicio de un interés. Las redes sociales no orientan porque la mayoría de las veces están difundiendo una estrategia comercial, política o ideológica. Las redes sociales no suelen estar de acuerdo con la realidad porque muchas veces están al servicio de la vanidad, la fanfarronería, un odio, una controversia o una confrontación.

El problema de todo esto es que vivimos distraídos en el mundo del miedo, las preocupaciones y la mentira. Fruto de esto, nos desenfocamos, dejamos de hacer nuestro trabajo y, además, nos llenamos de pesimismo y pánico.

Olvidamos que no tenemos control sobre lo que pasa en el mundo exterior, tanto de la información de las redes sociales como la de los medios de comunicación y, al no tener control, permitimos que a nuestra mente llegue mucha información cuyo contenido es poco útil y edificante y, por el contrario, nos conduce al pesimismo y la desesperanza.

La mejor respuesta a una época de crisis económica es el trabajo, el enfoque y la responsabilidad por los resultados. Las crisis son el momento en el que debemos estar atentos a redoblar esfuerzos, buscar alternativas y, sobre todo, a ser más creativos. Sin embargo, si estamos distraídos y desenfocados, nuestra capacidad de respuesta puede ser menor y podemos tomar malas decisiones fruto del cortoplacismo, el pesimismo o el miedo.

En épocas de turbulencia o marea alta es cuando el timonel debe estar más concentrado y atento con el destino. La distracción tiene un peor efecto en los tiempos difíciles que en los tiempos de calma. Recordemos que la distracción es lo contrario de la tracción. Perdemos tracción, fuerza y movimiento cuando nos salimos del camino por estar distraídos

El método para salir de la distracción es simple, pero requiere disciplina. Por un lado, debemos aferrarnos a un foco y a unas prioridades, porque en épocas de crisis, o incluso en medio del auge, no podemos apuntarle a todo. Por otro lado, debemos definir, a diario, la actividad más importante del día y hacerla y, por último, es necesario sustituir el tiempo en redes por un audiolibro o, mejor aun, por un libro.

Muchas veces no disponemos del tiempo, pero antes de emprender una actividad debemos preguntarnos: ¿esta tarea puedo delegarla? ¿cuál es la mejor manera de hacer esto? ¿qué pasa si no lo hago? ¿esto está alineado con mis objetivos de largo plazo?

Séneca decía que no cuidamos el tiempo como cuidamos nuestras posesiones más valiosas y, por este hecho, es más absurdo desperdiciar tiempo que dinero. El uso y abuso de las redes sociales es un gran vertedero de tiempo.

La clave está en decidir: ¿a qué le voy a dedicar mi tiempo en la próxima hora? La gestión del tiempo tiene que ver, ante todo, con nuestra capacidad de elegir.

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