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Hace meses, con la muerte de Juan Guillermo Gómez, víctima de unos delincuentes que lo asesinaron para robarle el celular, el país enfrentó una dura realidad: existe una gran mafia de robo de celulares. El Gobierno y las entidades reguladoras convocaron a los medios de comunicación para anunciar medidas frente a este problema y la gente del común, en sus cuentas de redes sociales se mostraba indignada. El ministro TIC, Diego Molano, impulsó en su momento una gran campaña con la Policía, los operadores móviles, la Comisión de Regulación de Comunicaciones (CRC), la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC), entre otros. Prácticamente, Molano obligó a los operadores a crear un plan unificado que incluía la creación de una base de datos positiva y otra negativa. Las bases de datos servirían para listar los números robados (negativa) y tener un sistema de validación de activaciones (positiva).
El proyecto se fue desarrollando con algunas reuniones impulsadas por el MinTIC y la Alta Consejería para la Seguridad Ciudadana. El reto fue asumido, pero las dificultades técnicas y demoras en los cronogramas no se hicieron esperar. Los operadores celulares le hicieron caso al Gobierno e hicieron la tarea de ponerse de acuerdo y montar las bases de datos. La duda más recurrente planteada por algunos expertos fue la alta dependencia que tenía el proyecto de la interacción de los ciudadanos. Todos los celulares prepago y pospago debían registrarse en la base de datos positiva, y los usuarios víctimas de hurto debían registrarse en la base de datos negativa.
Lo preocupante es que actualmente estas bases están incompletas. La CRC estima que ambas se encuentran a un 50% de usuarios y robos reales. La gran realidad es que los ciudadanos no denuncian. Tal vez se debió insistir más en campañas en medios masivos para sensibilizar a toda la sociedad, o también se pudo haber obligado con mayor vehemencia a usuarios y operadores a no dejar las bases de datos incompletas. La Policía tampoco es muy efectiva contra ese crimen y las cifras de resultados son muy pobres. En consecuencia, siguen robando teléfonos y la gente sigue activando aparatos que no están registrados en las bases de datos. La mayoría de los teléfonos robados se van para otros países donde ingresan por lo general como “remanufacturados”. En otras grandes ciudades del mundo como Nueva York, las cifras de hurto a celulares son superiores a capitales como Bogotá. (ver estudio NY 1)
El Ministro ha hecho una labor titánica llevando el debate al ámbito internacional en un intento por combatir la mafia en la región y en otros continentes. Logró acuerdos importantes en Centroamérica y algunos países de Suramérica como Ecuador. Hay países donde por diferentes coyunturas no funciona la colaboración, como Venezuela y Argentina, situación que no era para sorprenderse. Las mafias internacionales de teléfonos robados se apalancan en las regulaciones asimétricas y aprovechan que muchos de los países no han arrancado a pensar en la solución. Hasta el año pasado, por no ir más lejos, se realizó el primer Foro Mundial Contra el Hurto de Celulares. Hoy el gobierno puede mostrar un gran avance en el tema, pero aún falta mucho por mejorar. (Ver informe Mintic 2)
Según las autoridades, en Bogotá por ejemplo, las localidades con mayor número de hurtos de celular son Suba, Chapinero y Los Mártires con un promedio de 15 robos al día. Un alto porcentaje de estos incidentes nunca se denuncia y no se eleva a las bases de datos. Falta mayor divulgación y los mismos ciudadanos cuando pierden el celular o se lo roban, tiende en un alto porcentaje a comprar nuevamente uno robado, en sitios como la Caracas entre las calles 13 y 14. (ver fotos 3, 4 y 5)
En Bogotá se consiguen “usados” Blackberry Z10, Samsung Galaxy III o iPhone 4 a precios que oscilan entre $350.000 y $500.000. Mientras los usuarios alimenten la mafia no se dejaran de robar los equipos.
Ñapa: Vergonzoso ver congresistas pidiéndole al gobierno que les devuelvan sus primas y al mismo tiempo evadiendo los debates para proyectos de ley tan importantes para el país como la salud. Definitivamente no dejan de actuar como una mafia, donde solo se pellizcan cuando los asuntos les convienen. Ojalá en marzo la gente revise bien por quien va a votar.
1 http://pdfcast.org/pdf/ny
2 http://pdfcast.org/pdf/avances
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