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Analistas 24/03/2023

Pensión embolatada

El gobierno radicó finalmente el proyecto de ley que intenta reformar el sistema de pensiones. En Francia, el gobierno Macron subió la edad de pensión de 62 a 64 años en su propuesta. Las personas indignadas acudieron a las calles. Allá se siguen manifestando sostenidamente. Esta semana decenas de miles de ciudadanos salieron de manera vehemente a expresar su preocupación, una vez se conoció que el gobierno acudió a un artículo que permite aprobar la reforma sin el voto del congreso. En anteriores ocasiones habían acudido al cuestionado artículo, pero siempre para temas presupuestarios. Se pusieron de acuerdo varios sindicatos de diferentes industrias y buscan interponer recursos jurídicos para invalidar la totalidad de la reforma.

Ante una situación de desfinanciación evidente, que debe suceder de ahora en adelante en todos los países del mundo, los sistemas pensionales se parecen cada vez más a dinosaurios ante una inminente extinción. Los aportes de los jóvenes de nuevas generaciones al sistema sencillamente ya no están alcanzando para pagar las mesadas de los adultos mayores ya pensionados. Un gran porcentaje de jóvenes trabajan como independientes, no tienen empleos formales, o los tienen por cortos períodos de tiempo. En los próximos años el tema no tiende a revertirse. El sistema diseñado en épocas en donde los trabajos eran mucho más estables que los actuales, supone que hay un fondeo colectivo que permite invertir los recursos para que las rentabilidades paguen las mesadas. Al disminuir la base de aportes, mes a mes de manera sostenida, el ejercicio de flujo de caja se va apretando de manera gradual hasta llegar a los límites que se observan hoy en algunas naciones.

Solo hay dos fórmulas si no se consiguen masivamente nuevos aportantes al sistema. El primero es el modelo francés, que es decidir aumentar la edad de pensión. Eso puede resolver el tema por unas décadas, pero en el fondo es tirar el balón para adelante. Les agranda el problema a los dirigentes del futuro. La otra opción es no mover las edades, ni de hombres ni de mujeres, y disminuir o condicionar las mesadas promedio. Mas plata en edades mas avanzadas, o menos plata en edades menos avanzadas. Eso es todo. Cualquier solución va a generar resistencia. Igualar edades entre hombres y mujeres, que necesariamente debería ser igualar hacia arriba, podría desatar un rechazo femenino descomunal. Pocos países han contemplado abrir esa caja de Pandora.

Los detalles de la reforma muestran que el gobierno les cumplió a los sindicatos su promesa de campaña. No necesariamente sabemos a ciencia cierta que eso sea lo más conveniente para las finanzas del país, o que lo que diseñaron sean las estructuras adecuadas para los fondos de pensiones (sin siquiera entrar a discutir si debe haber un modelo público-privado). Los partidos políticos, tal como lo hicieron en las reformas a la salud y laboral ya anunciaron decenas de proposiciones, proyectos propios y toda una estrategia dilatoria y de empapelamiento. Es temprano para proyectar una conclusión, pues siempre observamos cómo los textos cambian abruptamente de un día para otro en los vericuetos del Congreso. La expectativa es muy baja, lo más probable es que nos estén embolatando la pensión a millones.

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