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Colombia no es el único país donde sectores de la sociedad le piden al gobierno imponer medidas regulatorias fuertes en el mercado de las telecomunicaciones. Algunos congresistas han pedido limitar la participación de Comcel/Claro, operador dominante del mercado, a la subasta de espectro. En EE.UU., la autoridad de telecomunicaciones FCC propone un plan para subastar espectro y algunos grupos de consumidores han solicitado limitar la participación de los operadores de mayor tamaño: Verizon y AT&T. La ley antimonopolio en ese país ha evitado que se creen operadores con cuota de mercado excesiva que puedan afectar las condiciones de competencia, es así como se evitó la fusión de AT&T con T-Mobile. También recordemos la famosa creación de las “baby bells” obligando a desintegrar la compañía AT&T en varias empresas y así evitando prácticas restrictivas a la competencia en telefonía fija.
En otro continente, la estatal Telstra, operadora más grande de Australia, fue privatizada en 2006. Posteriormente marginada de una subasta de espectro en la banda 3,4 GHz en 2007 y separada en 2009 en dos empresas: la mayorista (que atiende otros operadores) y la minorista (que atiende usuarios). Recientemente en 2010, varios competidores solicitaron la exclusión de Telstra de la subasta 4G de Australia, pero el gobierno permitió su participación. Dicha subasta sufrió un gigante atraso y está planeada para 2013.
En Brasil hay otro ejemplo a revisar. El 17 de julio de 2012, la Superintendencia de Servicios Privados de Anatel, (regulador de las telecomunicaciones) impuso una fuerte medida cautelar a 3 de las 5 empresas de telefonía celular: Claro, Oi y TIM. Según la autoridad, a partir del 23 de julio quedó prohibido a esas empresas vender cualquier servicio celular en algunos estados, hasta que presentaran un plan nacional de mejora del servicio móvil. La entidad de vigilancia había encontrado que se caían hasta 25% las llamadas y que los reclamos de los usuarios superaban en 30% los reclamos de otras empresas. El 2 de agosto fueron recibidos los planes con un diagnóstico de la calidad y compromisos de inversión para mejorar, incluyendo un monitoreo antena por antena.
El compromiso es de $20 billones de reales ($1,7 billones). Gracias a ese plan, los operadores pudieron retomar las ventas el 3 de agosto, sujetos a un monitoreo trimestral. El incumplimiento generaría multas de $0,2 millones de reales ($177 millones) diarios.
En el Congreso colombiano, además de pedir la exclusión de Comcel/Claro de la subasta, se está ambientando la presentación de una Ley Antimonopolio para buscar darle competitividad al mercado. Si seguimos así, según expertos, en pocos años habría monopolio privado.
Comcel/Claro (accionista en 97% de Telmex/Claro y con la misma marca) pronto empezará a ofrecer paquetes agresivos que, con la red 4G, podrían llevar a la quiebra de otras compañías de telefonía y televisión por suscripción. El trámite en el Congreso no será fácil, ya que hay senadores como el conservador Jorge Hernando Pedraza que defienden los monopolios, les parecen buenos y “normales”; pensamientos que van en contravía de las teorías económicas.
El próximo martes habrá un debate en la plenaria del Senado donde se destaparán las cartas. El ministro TIC, Diego Molano, mostrará avances en el tema y defenderá la subasta. El debate técnico que se dio en las comisiones tercera y sexta, podría chocar con la ignorancia en temas de economía de algunos, como Pedraza, que creen que tienen su argumento muy “claro”. Mientras tanto las medidas regulatorias siguen en pausa ya que el director de la CRC termino recusado por Comcel/Claro. A este paso el Ministro va tener que conseguir un Comisionado distinto para no seguir cayendo en la estrategia dilatoria de los abogados de Carlos Slim, y de esa manera vigilar y regular un mercado que rapidamente va hacia monopolio.
Ñapa: El Diario la Cuarta de Chile cuenta que 9 jugadores de la Selección se fueron de rumba después del partido de Eliminatorias a un sitio llamado “Platinum Club”. A la salida (3am) Faryd Mondragón tuvo un altercado verbal con un paparazzi chileno, donde no lo pudo convencer de devolver el registro fotográfico obtenido.
