En los últimos días la tasa de cambio volvió a tener un fuerte movimiento, esta vez cruzando hacia abajo la barrera sicológica de $1.900. En jornadas anteriores había alcanzado niveles de $1.940 a $1.950 y los exportadores ya comenzaban a hacer cuentas con un dólar por encima de los $2.000 para 2014. Las decisiones de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed por su nombre en inglés), al mantener apoyos a la liquidez de su economía, hicieron que en un día el dólar se devaluara fuertemente frente a la gran mayoría de monedas del mundo, incluyendo el peso colombiano.
El mal llamado ‘dólar Cárdenas’ es sostenible en la medida que se consolide la recuperación económica de los Estados Unidos, lo cual llevará a la reversión de las condiciones extraordinarias de liquidez mundial. En este sentido, el establecimiento del tipo de cambio en niveles superiores a 1.900 depende de factores externos y no de las gestiones realizadas por el Ministro de Hacienda o por el Banco de la República.
Algunos analistas consideran que es momento de retomar el debate de la famosa banda cambiaria de los años 90 para lograr el ‘dólar Cárdenas’. Sin embargo, es contraproducente implementar una medida poco técnica y volver a escenarios que la economía colombiana ha superado. Lo cierto es que el Banco de la República no debe tener como objetivo defender determinados niveles de tasa de cambio, ya que estaría sujeto a ataques especulativos, los cuales generan una mayor inestabilidad. No existen cálculos concretos que cuantifiquen el impacto de la política de compras de dólares del Banco de la República en la tasa de cambio. En todo caso, el efecto sería bastante menor, debido a que las fluctuaciones han estado estimuladas por las expectativas en la reversión de la liquidez mundial.
En efecto, el impacto de la política monetaria de Fed es similar en las economías de América Latina, las cuales han visto depreciadas sus respectivas monedas en 2013. Mejor dicho, los esfuerzos del banco se podrían ahorrar y dejar de estar intentando alterar la tasa ya que el impacto en el mediano y largo plazo es marginal. (Ver último estudio Fedesarrollo 1)
También hay que considerar que algún día la Fed reducirá su estímulo monetario y, en unos años, comenzará el retiro de la liquidez inyectada desde 2008, por lo que seguramente no volveremos a ver niveles cercanos a los $1.800 en los próximos meses. El problema como siempre es que algunos economistas sólo miran el corto plazo, especialmente cuando se avecinan las elecciones.
Por lo general, en otros escenarios políticos, la tasa de cambio se ve contaminada en época electoral, pero esta vez el mercado considera que habrá poca variación. Un nuevo, o el mismo presidente que tengamos, sólo puede influenciar temas como la confianza inversionista. Ahora bien, entre los candidatos con mayores probabilidades de acceder a la presidencia no se ve, por ahora, un cambio abrupto en las políticas monetarias de los últimos años, de manera que no se esperaría volatilidad en campaña electoral.
Jonathan Malagón, director de análisis económico de Fedesarrollo, profesor de macroeconomía y política pública y columnista habitual de este diario, dice que el Banco de la República acierta en continuar con su política de inflación objetivo y de comunicación de intervención en el mercado cambiario. No obstante, la mezcla de política que resultaba óptima para un tipo de cambio entre $1.700 y $1.800, debe ser revisada ante un nuevo equilibrio cambiario que se estabiliza entre $1.850 y $1.900 por dólar. Las intervenciones cambiarias, por ejemplo, de contraerse a la mitad durante el segundo semestre del año, traerían consigo un no despreciable ahorro fiscal superior a los $200.000 millones, sin afectar en mayor medida el tipo de cambio, dado que se consolide un tipo de cambio competitivo: por encima de $1.900.
El mensaje al gobierno es que deje de comprar tantos dólares y que más bien se enfoque en los temas inflacionarios o de política de generación de empleo, ya que difícilmente volveremos al ‘dólar Cárdenas’.
Ñapa: Las encuestas de esta semana dejan un preocupante panorama político para 2014: la mayoría de colombianos no esta de acuerdo con la Reelección de Santos. Sin embargo puede ganar con un bajo nivel de popularidad, ya que no hay rival fuerte. Difícil gobernar 4 años con menos del 30% de popularidad.
1. Tendencia económica: informe mensual de Fedesarrollo