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Analistas 12/08/2022

Como mariposa de museo (II parte)

En 2016, escribí un texto en este mismo espacio sobre la Reforma Tributaria del segundo gobierno de Juan Manuel Santos. Esa majestuosa ocasión fue la del aumento del IVA del 16% al 19% que hoy persiste. Eran épocas de ingresos petroleros bajos y la inminente necesidad de ajustar las finanzas públicas pues las firmas calificadoras de riesgo nos iban quitar el grado de inversión. Esa reforma dejó sin espacio posibles aumentos posteriores de IVA, ya que un porcentaje superior al 20% fulminaría el consumo de los hogares, llevando la economía a unos límites insospechados. No se puede tocar el IVA, sencillamente es inviable.

La plata que el gobierno actual pretende para sus reformas sociales debe salir de otro lado. En el texto de la propuesta de reforma tributaria sorpresivamente encontré inconsistencias, contradicciones y hasta errores gruesos de ortografía. Se entiende que están corriendo para hacer todo lo más rápido posible, pero los ciudadanos esperarían que al menos presenten bien los proyectos.

Algunas perlas son: en la eliminación de exenciones, comenzaron poniendo en jaque a toda la industria del entretenimiento, pues tal como está, se pierden los incentivos de la Ley del Cine y regresaríamos al escenario de principio de Siglo. Esto quiere decir muy pocas producciones de películas o series en nuestro territorio. Bajo nivel de proyectos para camarógrafos, sonidistas, maquilladores, luminotécnicos, actores, guionistas, directores y productores. Toda esa industria que ha crecido y hoy es significativa, se iría al suelo de un plumazo. Irónica la tragicomedia pues varios actores llevan meses haciendo campaña por un gobierno que los va a dejar botados.

En el tema de alimentos y bebidas hay que ser claros en que estos si subirán de precio al consumidor final. Todo sobrecosto en producción llega eventualmente al final de la cadena. No sólo por que los van a gravar, sino que viene otro impuesto oculto, el de las bolsas plásticas de un solo uso. Eso es un encarecimiento indirecto a los productos básicos. Alimentos, bebidas y elementos de aseo se verían golpeados dependiendo de la categoría. La venta, importación y retiro de productos plásticos para consumo quedaron matriculados. Los industriales y productores de alimentos aducen que este impuesto si o si tendrá repercusiones en costos directos de producción. En el texto la tarifa del impuesto es de 0,00005 UVT por cada gramo del envase, embalaje o empaque. Cuando se convierte a millones de hectolitros o toneladas, el número ya no es diferencial. Pasa a ser un sobrecosto que lo terminan pagando el tendero y/o el consumidor.

Este efecto puede causar una mayor inflación, si se suma al otro impuesto del uso de azúcar y preparación de alimentos ultra procesados. Las clases más populares van a sacar una parte de sus bolsillos para recibir un subsidio asistencial en el otro bolsillo. Disparo en el pie, pues si esto se aprueba, esos 2 billones de recaudo (un poco más del 10% de la reforma total) abren la puerta a un escenario grave de inflación generalizada, como si el palo estuviera para cucharas con lo que está pasando a nivel mundial. Con este texto, de ser aprobado así, nos van a volver a clavar como mariposa de museo, y esta vez sin ninguna piedad.

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