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La Superintendencia de Industria y Comercio de Colombia y su titular, Cielo Elainne Rusinque Urrego, autorizan la operación de integración proyectada por Colombia Móvil S.A. E.S.P. y Colombia Telecomunicaciones S.A. E.S.P. BIC., para efectos públicos: Millicom Tigo y Movistar.
Con esta operación, comienza una verdadera reconstrucción del sector de la conectividad (infraestructura digital) de Colombia. Hablamos del abandono de políticas fallidas de intervención pública del gobierno en la empresa pública. Durante décadas, la influencia de Europa en la política pública y la regulación del sector de la conectividad le obsequiaron a Colombia múltiples e inimaginables formas de participar directa o indirectamente en la operación de la prestación del servicio de las telecomunicaciones. No existe en la América hispana la enorme cantidad de empresas públicas de telecomunicaciones asociadas o compitiendo directamente con empresas privadas en un solo mercado como en Colombia.
Si hace 14 años las empresas de telecomunicaciones eran parte de la lista de las empresas más grandes del planeta, hoy son lo opuesto. Sin ellas, la sociedad digital no existiría, pero al mismo tiempo, hoy enfrentan retos insólitos frente a una sociedad innovadora y empresas mas sexis que las redes de telecomunicaciones. En Colombia, esto sucede in extremis: tiene el ingreso promedio por usuario más bajo de América Latina (Arpu), muchos operadores, (cuando el promedio en el mundo va de 2 a 3), se precisa de una inversión multiplicada por 20 para 5G, la adopción de Data Centers, mas cables submarinos y cobertura rural (inversiones sin retorno inmediato). Por si fuera poco, ahora deben ser agentes de transformación digital y empresas tecnológicas.
Colombia ha sido, históricamente, el mejor alumno de Europa y miren el drama europeo. El reporte Draghi (ex primer ministro de Italia y ex Director del Banco Europeo) señaló la falta de escala de las empresas de telecomunicaciones europeas, frente a las americanas y chinas. Estados Unidos sólo tiene 3 grandes operadores móviles y China igual. Europa, más de 60 y un producto interno bruto telco cercano al norteamericano. No hay escala. El fundamentalismo regulatorio desgastó a sus telcos y mató la innovación digital.
Colombia decidió superar esos estándares (como no) y aceptó empresas públicas y privadas nuevas en cada licitación, con tan solo con un mercado de 50 millones de usuarios.
El dilema fue aprovechado por el populismo regulatorio y en últimas fechas, se puso de moda bajar los precios del servicio de internet debajo de costos, descapitalizando a las empresas de telecomunicaciones que quieren invertir en cobertura y mejores anchos de banda.
El populismo regulatorio no te dice que se necesitan menos operadores de telecomunicaciones para ser eficientes financieramente, que los operadores te deben dar mas servicios convergentes, más ancho de banda, mas cobertura, una red inteligente gestionada con Data Centers, y computo al borde para liberar inteligencia artificial (IA); solo te bajan los precios temporalmente mientras estas empresa vuelven a quebrar.
Colombia quiere y debe ser un líder en IA, y solo lo será con la inversión de operadores que se queden a invertir y crecer con el país, no a especular, refinanciar su deuda y salir huyendo.
Felicidades a la autoridad y su decisión. Éxito a Colombia.
Lo bueno de este panorama es que los gritos de Petro en su cuenta de X -o en sus desatinados discursos- ya no los escucha nadie. Su voz empieza a desaparecer
Si la fuerza laboral se reduce, la tasa cae aunque el país no esté generando trabajos nuevos o decentes. Eso es lo que vivimos. La Tasa Global de Participación descendió hasta 63.9% en octubre
“Aquellas empresas que se relajen al mundo menguante de los bienes y servicios quedarán irrelevantes. Para evitar este destino, debes aprender a montar una experiencia rica y cautivadora”. B. Joseph Pine II
