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Analistas 23/05/2023

Inteligencia en banca

Jonathan Malagón
Presidente de Asobancaria
JONATHAN MALAGON

La discusión sobre la inteligencia artificial (IA) y con ello la irrupción de herramientas como ChatGPT, Dall E y Midjourney, por solo mencionar algunos ejemplos, ha tomado por sorpresa a no pocos expertos, y en cuestión de unos pocos meses, ha llenado páginas de prensa, portales web y redes sociales, popularizándose a un ritmo mucho más acelerado que el que tuvieron las redes sociales más utilizadas.

Y es que cuando hablamos IA, aludimos en términos generales a algoritmos que tienen la capacidad de reconocer patrones, resolver problemas de manera inteligente gracias a sistemas de aprendizaje, así como interactuar con humanos.

Cabe anotar que las aplicaciones prácticas y teóricas de la IA en sectores económicos como el bancario no puede decirse que es novedosa, ya que desde hace algunos años los Chatbots se encuentran a disposición de los clientes para dar respuesta a sus dudas, y hoy se utilizan modelos que, además de dar respuesta a peticiones y reclamos, brindan asesoramiento financiero de manera individual.

Adicionalmente, conviene mencionar que el uso de los códigos QR (Quick Response) para realizar pagos de bajo valor ha venido aumentando entre los usuarios, especialmente en los más jóvenes.

Dicho lo anterior, es claro que, ante los avances de la IA, el sector bancario y financiero en unos años se transformará con base en la automatización y la personalización, lo cual se espera aumente la eficiencia, reduzca los costos, mejore la gestión de los riesgos y la experiencia de los clientes.

Sin embargo, pese a los beneficios que se espera traigan los avances de la IA, que algunos analistas comparan incluso con la invención de la rueda o la imprenta, también se vislumbran riesgos y preocupaciones asociados tanto a su impacto sobre el mercado laboral, como a la seguridad y confianza en el sistema.

Al respecto, aún cuando la IA impulsará la creación de nuevos trabajos y mejorará la calidad de algunos existentes como lo son los de analistas de seguridad de la información y especialista en automatización de procesos, por otro lado, podrá reemplazar otros que sean rutinarios. Por ello, será necesario que tanto las autoridades como el sector privado ofrezcan capacitaciones y reentrenamiento para todos aquellos trabajadores que se verán amenazados por la disrupción tecnológica.

Entretanto, será necesario que los gobiernos y las empresas trabajen de manera conjunta para hacer frente a los desafíos que suponen herramientas como el deep fake, con las cuales se pueden reproducir la imagen, voz y características de las personas con una asombrosa capacidad.

Para la banca, la suplantación de identidad con estos instrumentos de IA podría vulnerar los sistemas de biometría y detección de huellas a un grado que podría minar la confianza hoy existente en el sistema, razón que debe obligar a que pensemos y actuemos con celeridad en aras de adaptarnos a estos cambios tecnológicos.

Muchas son las incógnitas sobre los beneficios y los riesgos que presentan las nuevas herramientas de IA. Veremos en el futuro próximo avances y retrocesos, que a su vez nos deben llevar a apropiar estas tecnologías en las organizaciones y los hogares, pues de esa manera podremos aprovechar su potencial y ser conscientes sobre los desafíos que suponen.

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