Aspiración intacta

En los últimos años se ha fortalecido la idea de que los jóvenes no quieren comprar vivienda, que prefieren arrendar, viajar o “no amarrarse”. Sin embargo, esa lectura puede ser incompleta. Datos recientes muestran que una proporción creciente de los nuevos compradores en las principales ciudades del país son jóvenes, y que dentro de sus prioridades se mantiene la compra de vivienda. No han renunciado al proyecto de ser propietarios, pero las condiciones que les exigen son más retadoras.

Según estudios de Camacol, 83,8% de los jóvenes afirmó que le gustaría adquirir vivienda propia. Ahora bien, entre quienes dijeron no tener planes de comprar, 26,2% señaló como mayor obstáculo el acceso al crédito; 23% afirmó que la vivienda es demasiado costosa; 20% mencionó que el mantenimiento es muy alto; y solo 6,2% prefirió arrendar. Es decir, casi 70% asocia su decisión a barreras económicas, no a un “desinterés” por ser propietarios.

Esto se relaciona con el aumento de hogares en arriendo. Desde 2004, la tenencia de vivienda pasó de 53% a 39%, mientras que los hogares en arriendo subieron de 31% a 40%. En ese periodo, según Corficolombiana, el precio de compra creció cuatro veces más que los arriendos, triplicó la inflación y duplicó el aumento del salario mínimo.

Además, persiste la brecha entre la tasa de ocupación total y la juvenil (6,5 pp.), sumada al encarecimiento del costo de vida. Según Corficolombiana, en 2010 un hogar requería 4,8 salarios mínimos para financiar una vivienda No VIS mediante crédito hipotecario; en 2024 ese umbral aumentó a 5,8. Una cifra distante de los ingresos promedio de un joven colombiano.

Estudios realizados por Asobancaria y Galería Inmobiliaria indican que el porcentaje de compradores menores de 25 años se mantuvo en 8% tanto en 2018 como en 2023. En el segmento de 25 a 30 años se redujo de 24% a 11%. Esto refleja las dificultades económicas que enfrenta esta población más que un cambio en las aspiraciones.

Al profundizar en Barranquilla, Cali y Bucaramanga, se evidencia la relación entre encarecimiento, aumento del arriendo y dificultad de compra. En Barranquilla, el porcentaje de compradores de 25 años o menos subió de 6% a 15%; en Cali, de 8% a 13%; y en Bucaramanga de 8% a 13%. En Bogotá y Medellín, el aumento fue de 2% y 1%, respectivamente. Estas ciudades tienen en común que el valor del metro cuadrado ha aumentado menos que en Bogotá y Medellín: mientras en estas últimas supera los 4 y 5 millones, en Bucaramanga, Barranquilla y Cali difícilmente supera los 3 millones. Por su parte, los jóvenes bogotanos y antioqueños buscan alternativas en ciudades más económicas como Pereira, Armenia y Manizales (98% de las compras de colombianos no residentes en esos departamentos fueron de Bogotá o Antioquia).

A nivel nacional, entre 2022 y 2024, 5% de los desembolsos hipotecarios fue para menores de 25 años, siendo este el grupo que más creció (16%). Además, 1 de cada 4 créditos se otorgó a menores de 30 años y 2 de cada 3 a menores de 40.

La aspiración sigue intacta: tener un espacio propio, acumular patrimonio y construir estabilidad. El problema no es de preferencia, sino de acceso. Los jóvenes priorizan ubicación sobre área, aceptan unidades más pequeñas y valoran zonas comunes. No han renunciado a comprar, simplemente esperan hacerlo bajo condiciones viables. El reto no es convencerlos, sino facilitarles las vías para lograrlo.